“Acá nunca ha habido un diferendo, esa es la mentira que se inventaron para despojarnos de nuestra tierra” Henry Chaverra
Nemesio Cuesta es un negro fuerte y humilde, chocoano de nacimiento y negro de raza y convicción. Su vida ha sido una eterna lucha. Él es el símbolo de la resistencia negra en Belén de Bajirá, un territorio en disputa entre dos departamentos.
Existe una lucha silente pero firme de unos chocoanos por defender su territorio. Sin sus acciones, de seguro el departamento no existiría. Hombres sencillos y de convicción como Nemesio Cuesta y Henry Chaverra, negros sin más reconocimiento que la esperanza de poder sentir algún día que el suelo que pisan es suyo y las riquezas bajo sus pies redunden en el beneficio de los habitantes del Chocó.
“El Coronel del libro de Gabo esperó quince años, yo llevo 68. Solo sueño no morir sin respuesta como él.” Todos le dicen el Cimarrón, “es el líder de nuestra comunidad”, me dice la señora, dueña de una pequeña tienda, mientras me acerca un vaso de jugo de Borojo.
A los 17 años se ganó el apodo de el Cimarrón por su actitud rebelde ante el despojo de las riquezas de su tierra. Era trabajador de la empresa Maderas del Chocó propiedad de un gringo, Thomas Harris, a quien le entregó el Ministerio de Agricultura la concesión para la explotación maderera en Bajirá.
El Cimarrón habla con propiedad de la lucha negra por defender su territorio chocoano: la lucha de esos negros empezó en 1813 cuando don Tomas Pérez proclamó la independencia del Chocó en respuesta a los intereses del dictador
Juan del Corral quien pretendía anexar esta provincia a Antioquia. En 1821 el libertador Bolívar creó el Cantón del Atrato, incluyendo a Belén de Bajirá. En 1908 se constituyó el departamento de Quibdó con los cantones del Atrato y del San Juan. Esos documentos históricos fueron la base para la creación del departamento del Chocó en 1947 y lo son ahora para reclamar como suyo a Belén de Bajirá.
Doña María trae una tasa exhalando vapor, es un café negro, el Cimarrón lo bebe en dos grandes sorbos, lentamente deja la taza sobre la mesa, no sin antes darle unas pequeñas vueltas, para después ladearla un poco, en silencio observa con detenimiento las figuras dejadas por el ripio de café. Su hablar pausado y la actitud cansada de su rostro cambia, él se yergue altivo y su cara se ilumina cuando habla de Diego Luis Córdoba: “Es el hombre más grande que ha parido el Chocó, llegó al Congreso con el apoyo de los antioqueños, no de los paisas, en el año de 1947 logró que se creara el departamento. En una ocasión, al entrar Diego Luis al Senado, un congresista paisa le dijo, ‘se oscureció el Congreso’ y nuestro líder respondió, ‘pero se ilumino con la inteligencia’”.
De forma mecánica su rostro vuelve a su condición cuando retoma el tema y dice: “Mire antioqueño, son doce años que lleva el Congreso decidiendo esta vaina, ¿por qué? Porqué los congresistas paisas saben que la tienen perdida y dilatan una decisión”.
El Cimarrón toma aire, pausa que me permite preguntarle: ¿Cuáles son los argumentos de Antioquia? El viejo me mira fijo a los ojos, sentí por unos minutos que me rebujaba alma, pero de seguro fueron unos segundos y sin quitarme la mirada dijo: “Vea antioqueño, sí, ser antioqueño o paisa son dos cosas muy diferentes. Los paisas ahora vienen con escuelas y centros de salud, esos son espejitos, se repite la historia de los aborígenes como en la época de la conquista, eso es obligación del Estado. Nosotros lo que queremos es justicia, verdad y reparación.”
El Cimarrón se despidió con un apretón de manos y murmurando entre sus dientes blancos: “Así me cueste la vida o la muerte, seguiré en la lucha, cuando
saquen las riquezas y dejen un desierto ¿qué comeremos? mierda como dice al final el Coronel en el libro de Gabo”.
Belén de Bajirá y su realidad
La importancia estratégica de estos 2015 kilómetros cuadrados, los hallazgos de yacimientos de oro, cobre y petróleo; lo óptimo del suelo para las industrias agropecuarias; la riqueza en biodiversidad de sus selvas y sus fuentes hídricas, le da connotación de grandes intereses políticos y económicos al diferendo.
Pero para la población negra mayoritaria de Belén de Bajirá no solo se decide una pertenencia de un territorio para un departamento u otro, sino también su identidad cultural, raizal, el acceso a servicios públicos y una presencia real en temas de seguridad, realidades que poco se han tenido en cuenta en los doce años que lleva el litigio sin decisión.
Datos del Dane dan cuenta de que la cobertura de acueducto de Belén de Bajirá sólo llega al dos por ciento de la población y el alcantarillado, al 32 por ciento. Las necesidades básicas insatisfechas son del 83,7 por ciento y el analfabetismo es del orden del 33 por ciento.
Pero las dificultades de orden social no son únicas. “El Alemán”, comandante de Bloque Elmer Cárdenas de las AUC, dijo en una declaración en el marco de Justicia y Paz que el ingreso de las autodefensas a Bajirá fue en mayo 28 de 2002 y aunque reconoció a líderes de la zona que la tierra era propiedad de los nativos, luego presentó una propuesta a un empresario palmero para que ocupara el territorio.
Otra preocupación más de los bajirenses es la mega minería, pues en el año de 2012 la Agencia Nacional Minera en el punto de Atención Regional Antioquia-Chocó con sede en Medellín otorgó el titulo minero GC4-155 para explotación de oro y cobre a la Anglo Gold Ashanti S.A.
Además, el accionar de grupos armados ilegales continua vigente hoy. El Informe de riesgo de la Defensoría del Pueblo de 2013 reconoció la presencia de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia que hacen permanente control en Bajirá,
presiona a los jóvenes para que hagan parte de su estructura armada y coacciona a los habitantes como otrora lo hizo el Bloque Elmer Cárdenas de las AUC.
“Los chocoanos somos ricos, la pobreza llega con el desarrollo”: Henry Chaverra
“Antes de la llegada de los pamicultores acá no había pobreza, el hambre no existía, la tierra daba todo, eso cambió con sus proyectos de cultivos a gran escala. Ellos mediante los atropellos y las amenazas se apoderaron de miles de hectáreas. Los chocoanos somos gente de paz, no nos gusta la violencia, pero nos tocó vivirla con la Operación Génesis. Hoy, dieciocho años después, retumba en nuestros oídos: ‘O está con nosotros, o se va o se muere, llegó el progreso, todos a sembrar palma’. Y esas secuelas todavía las tenemos, aunque el Estado diga que se han venido devolviendo las tierras, aun así se siente el temor, se siente la zozobra. Pero la esperanza vive y la lucha por nuestro territorio sigue, acá nunca ha habido un diferendo, esa es la mentira que se inventaron para despojarnos de nuestras tierra, Bajirá es de los Chocoanos, a pesar de los acuerdos bajo la mesa con las multinacionales de los gobernadores de un lado o del otro del río”. Palabras de Henry Chaverra, un bajirense de nacimiento, con tristeza, pero con la firme decisión en mantener viva una cosmogonía y un orden social basado en el concepto de familia extendida.
El pasado 8 de febrero los habitantes de Belén de Bajirá tenían programada una protesta pacífica ante el olvido estatal, la primera respuesta que les llego a los líderes fue un panfleto: “Se les advierte que dejen ese proceso quieto porque esto es de Antioquia y si por culpa de ustedes Bajirá queda en el Chocó se tendrán que desterrar de aquí con todo y familia.” Y la segunda un destacamento de más 500 hombres del Esmad.
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