Belén de Bajirá y el centralismo sofocante

Belén de Bajirá y el centralismo sofocante

"No se puede competir contra las cifras de inconformismo con posiciones amañadas que terminan siendo violentas decisiones contra la cultura, la historia, la identidad y la autonomía de las comunidades"

Por: DIEGO IBARRA PIEDRAHITA
junio 01, 2017
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Belén de Bajirá y el centralismo sofocante
Foto: El Heraldo

Dejando de lado los discursos populistas, pro federalistas y nacionalistas que pululan hoy por hoy, la situación que viven dos de los departamentos más dispares de Colombia aviva nuevamente el debate entre el centralismo y el federalismo que encendió las llamas de la guerra civil a lo largo del siglo XIX en Colombia y que, en este caso, de entrada, el país retrocede años luz frente a los avances que aún se implementan gracias a la Constitución del 91. Hemos sido una nación despedazada por intereses extranjeros, pero sobre todo por una necesidad de auto cercenarnos geográficamente, cuestión que pareciera estar inoculada en lo más profundo y consciente de nuestra sociedad.

No se puede competir contra las cifras de inconformismo con posiciones amañadas que terminan siendo violentas decisiones contra la cultura, la historia, la identidad y la autonomía de las comunidades. El caso del corregimiento de Belén de Bajirá, que por muchos años estuvo al amparo de la institucionalidad antioqueña, es fiel reflejo de la ausencia de un Estado centralista al extremo con graves consecuencias y que además demuestra el enorme desconocimiento que tiene de los territorios. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, con todos los avances tecnológicos con los que cuenta el Estado colombiano e instituciones como el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, apenas se percaten que definitivamente Belén de Bajirá y los corregimientos de Macondo, Blanquicet y Nuevo Oriente en Turbo, pertenecen al hermano departamento del Chocó?

Pero hay un elemento que aviva aún más el debate, que esta decisión del IGAC y de la Presidencia de la República, representada por uno de los Ministros más desconocidos en gestión y en trayectoria y además el más impopular en su propio departamento, se presente en pleno paro cívico chocoano. El Ministro Murillo arregló el paro, aprovechando un evento coyuntural y en medio de la necesidad de mejorar la imagen de la centralidad bogotana, dirimiendo una disputa territorial llena de objeciones y con un mando de dudas jurídicas a favor del Chocó aparentemente como contraprestación para la terminación de un paro cívico que se sumaba a otros tantos en el país y que aportan a las crecientes cifras de impopularidad de algunos sectores de la política nacional y que son aprovechados a su vez por oportunistas profesionales que andan actualmente en la oposición.

La problemática del Chocó no se va a solucionar, ni siquiera a mejorar con la anexión, al mejor estilo del Anschluss austriaco, de parte del territorio que le corresponde a Antioquia, o al menos así se lo hicieron creer mientras atendía las necesidades de aquella población en disputa. Mientras la presencia institucional era antioqueña, los recursos para diferentes inversiones sociales y demás inversiones cuyo presupuesto tenía la firma del Gobernador de Antioquia o bien de algunas de las empresas privadas del departamento, nunca tuvo objeciones de parte del Chocó. Según las máximas instancias jurídicas del país, no es el IGAC la entidad o institución llamada a dirimir disputas territoriales internas en Colombia. Un tema de tan enorme envergadura y altura merece un amplio debate en el Congreso de la República, en donde se presenten las diferentes posiciones y los argumentos y respaldos de peso.

Ahora bien, a dónde va a parar la identidad de los pueblos en cuestión, acaso prima el interés de unos cuantos o deberían primar los intereses y decisiones de los pobladores en cuestión, ya que la memoria histórica heredada de generación en generación está en lo profundo de cada uno de los habitantes, no solo de belén de Bajirá, sino de Macondo, Blanquicet y Nuevo Oriente y está ligada a Antioquia. Así pues, seguimos siendo el título del libro de David Buschnell: “Colombia una nación a pesar de sí misma”. ¿Dónde quedan las motivaciones constitucionales de libertad y autonomía, máxime cuando los mecanismos de participación ciudadana solo son contemplados al vaivén de los intereses de la centralidad?, ¿dónde queda entonces el esfuerzo por crear Provincias Administrativas y de Planificación contempladas en la ley de Ordenamiento Territorial de 2011 y que, aparentemente aumenta la autonomía regional? Debería respetarse el bienestar de la población de estos territorios, a sabiendas que estarán mucho mejor cobijados al amparo de Antioquia, como lo han estado en las muchas décadas que han sido atendidas por el departamento de Antioquia.

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