España ofendía a todos los americanos, sin excepción, creando las condiciones objetivas para la unidad ant española, situación brillantemente percibida por el libertador cuando en la carta de Jamaica la describía de la siguiente manera:
Los americanos en el sistema español que está en vigor, y quizá con más fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de los propios para el trabajo y cuando más el de simples consumidores y aún esta parte coartada con restricciones chocantes: tales son las prohibiciones del cultivo de frutos de Europa, el estanco de las producciones que el rey monopoliza, el impedimento de las fábricas que la misma península no posee, los privilegios exclusivos del comercio hasta los objetos de primera necesidad, las trabas entre provincias americanas para que no se traten, entiendan ni negocien; en fin, ¿quiere usted saber cuál era nuestro destino? Los campo para cultivar el añil, la grana, el café, la caña, el cacao y el algodón; las llanuras solitarias para criar ganado; los desiertos para cazar las bestias feroces; las entrañas de la tierra para excavar el oro que no puede saciar esa nación avarienta...
El 7 de agosto de 1819, Simón Bolívar selló con la batalla del puente de Boyacá la derrota sobre el ejército realista.
Muchos fueron los criollos, mulatos, mestizos, zambos, indígenas y negros que acompañaron al libertador en esta heroica campaña, logrando así expulsar a los españoles que oprimían a nuestro pueblo.
Hoy los secuaces santanderistas y el imperialismo norteamericano nos quieren negar la libertad para seguirnos saqueando y oprimiendo, como si aún estuviéramos en la oprobiosa época de la colonia, pero siguiendo la espada de Bolívar. Ahora somos miles de oprimidos, que con valentía y dignidad, desde el pacífico a los llanos, desde el caribe a la amazonia, pasando por valles interandinos y las majestuosas cordilleras, los que seguimos luchando para construir esa república con la que soñó el libertador hace 201 años.
Así que recordar nuestra historia es no volver a repetir los lastres de la misma. La batalla de Boyacá se rememorá como la lucha de la dignidad latinoamericana. Esta fecha histórica de nuestra patria no es para hacerle homenaje a un ejército lacayo como el de Colombia, que solo obedece a los intereses de los EE. UU., sino un homenaje a hombres y mujeres que aun todavía flamean la bandera de la gesta libertaria que trabajan por la segunda y definitiva independencia. "El día del triunfo venimos a ofrecer en el altar del padre americano, el fruto de nuestra redención y el brillo y el honor de nuestra historia".