Todo el mundo se rasga las vestiduras por la decisión de la Corte Constitucional de no aprobar la cadena perpetua para los abusadores de niños.
Es curioso cómo nos preocupamos por el final y hacemos caso omiso del origen. El gobierno se empeña en batallas equivocadas y pierde el norte de lo que es realmente importante; especialmente, en entidades públicas como el Instituto de Bienestar Familiar.
Es necesario, aquí, ahora y de inmediato comenzar una campaña de prevención para evitar que más menores sean abusados. La contratación de personas cuidadoras no debe ser “a dedo” para complacer amigos, debe constituir un trabajo serio para determinar la idoneidad y referencias de las mismas.
Las familias deben tener la oportunidad de recibir el acompañamiento de médicos y psicólogos que les ayuden en la detección de las señales tempranas de un posible abuso. Asimismo, procurar los medios para identificar amigos o familiares que puedan ser abusadores y facilitar la denuncia y captura de los mismos sin que medien obstáculos de conciencia.
¡Vemos a diario campañas de autoelogio de obras del gobierno inexistentes! Ya es hora de ver una campaña de protección a los menores que nos involucre a todos y a cada uno de los colombianos, liderada, por su puesto, por un gobierno “de bien”.