Colombia se ha caracterizado por ser un país violento en las barras o hinchadas del fútbol. Tanto en Colombia como en los demás países del mundo el fútbol se vive de forma apasionada hasta tal punto en que lo llegamos a ver como una religión. Este fenómeno de las barras o hinchadas ha dejado muertes de personas que andan con trapos o camisas de otro equipo. Yo me pregunto: ¿Llegaremos el día en el cual podamos ver el fútbol de una manera sana y crítica?
Este problema va mas allá del deporte del fútbol, también va por el control del microtrafico y zonas privilegiadas para el consumo del alcohol, y llegamos a tal punto que controlan hasta la boletería y algunas juntas directivas de los equipos. Ustedes creen que el verdadero valor del fútbol es ver estos bochornosos actos que dejan claro que no quieren el mejoramiento a nivel social del fútbol. Esto es vergonzoso para la sociedad ver gente herida y muerta por unos pocos que quieren asustar a la gente con el pretexto de que este terreno o barrio es de tal equipo. Por favor, eso no se llama animar un equipo, eso se llama vandalismo.
Por otra parte, este tema es tan complejo que no tiene nada que ver en lo deportivo o alto rendimiento. Los aprovechan algunos periodistas para incentivar a la violencia, y si nosotros queremos una verdadera paz, debemos respetar las diferencias así no estemos de acuerdo con ellas. No puede ser posible que la misma justicia agarre a los culpables y los suelten a las dos horas con el pretexto de que esta persona "no es un peligro para la sociedad". Las hinchadas del fútbol deben reflexionar, y además, ser conscientes del ejemplo que les dan a la juventud. Hace ocho días, cerca de mi casa, sucedieron hechos bochornosos y estos cobardes huyen y a los pocos días vuelven a hacer de las suyas: ¡No hay derecho!
Yo soy partidario de que el deporte del fútbol se viva de una manera sana, que nosotros mismos vivamos esta verdadera fiesta y que de una vez por todas empecemos a educar y promover actos de cultura en las cuales se pueda ver un lindo deporte como lo es el fútbol, pero que los formadores de la sociedad seamos conscientes y podamos controlar las emociones que nos deja este lindo deporte. Apoyaría los programas deportivos en la cual eduquen a la persona sea cual sea su situación social o habilidades que tengan ante la sociedad y sobre todo no excluir ni dejar sola a esa persona. Pero si esa misma persona vuelve a reincidir en estos actos se debe aplicar una justicia social en la cual la persona pague por sus actos, pero a la vez ayude a la comunidad y sea consciente de que la violencia en el fútbol no es el camino para ver o sentir un deporte en la cual la mayoría lo vivimos con alegría y pasión.
Por último, esta columna no lo hago con el fin de criticar destructivamente y meterle más fuego a la candela; al contrario, es con la idea de que reflexionemos sobre las consecuencias que deja la violencia en el fútbol que en estos últimos años ha dejado millones de muertos.