Los ataques y las amenazas a empresas de buses, conductores y comerciantes en Barranquilla y municipios vecinos revela la guerra que libran estas peligrosas bandas criminales.
Hace un par de semanas, la Alcaldía de Barranquilla y la Policía pusieron a circular un cartel de los más buscados en la ciudad y su área metropolitana. En el aviso, las autoridades ofrecieron millonarias recompensas a quienes ayudaran a capturar a un puñado delincuentes, a quienes señalaban de tener sumida a la ciudad en una de las peores olas de crímenes de los últimos 12 años.
Investigadores judiciales y de inteligencia conocedores del bajo mundo, consultados por www.360-grados.co y Diario Criterio, tildaron el aviso como un “cartel de chichipatos”, pues si bien son delincuentes, extorsionistas y matones sueldo, no eran de de verdad los jefes del hampa que están detrás de los asesinatos y las extorsiones que azotan al comercio, a los transportadores urbanos y están haciendo de las suyas entre los barranquilleros.
“Esto se puso crítico. Incluso varios hemos sido amenazados”, admitió un fiscal local que ha liderado varias investigaciones contra redes criminales.
La situación es crítica. A falta de tres meses para que finalice 2021, se registran más de 300 homicidios en el Área Metropolitana (AMB) —que incluye los municipios Soledad, Malambo, Puerto Colombia y Galapa—, la cifra más alta desde 2010.
El aumento de los asesinatos nada tienen que ver con ladronzuelos o pandillas de barrio, sino con ex paramilitares y criminales de alto perfil. Muchos de ellos fueron socios y están divididos en facciones que hacen las veces de oficinas de cobros de otros grupos criminales y mafiosos con intereses en Atlántico.
Los bandos locales que hoy están enfrentados por el control de negocios y rentas ilegales se hacen llamar Costeños y Rastrojos Costeños. Sin embargo, detrás estarían dos organizaciones más poderosas.
Por una parte, está el Clan del Golfo o Autodefensas Gaitanistas del Colombia(AGC) y, por otra, El Tren de Aragua, una poderosa agrupación de narcos venezolanos conformada por 5.000 hombres, con tentáculos en su país, Ecuador y Colombia. Incluso, las autoridades tienen información de que también delinque en Santander y Arauca.
Otra fuente aseguró que Barranquilla se ha convertido en una ciudad clave para el narcotráfico, el lavado de activos y las rutas de narcotráfico y contrabando hacia y desde Venezuela.
Esa hipótesis quedó en evidencia con dos hechos ocurridos la semana pasada. El primero fue la alianza que pactaron en la cárcel el ex paramilitar Juan Manuel Borré y Tommy Cerpa Brito, alias Tommy Masacre, sicario venezolano. Y el segundo hecho fue el hallazgo de la cabeza de un decapitado que, de acuerdo con pesquisas dela Fiscalía, sería miembro de la banda de Cerpa.
El Inpec informó, el viernes pasado, los traslados de Borré y Cerpa desde Picaleña, de Ibagué, al pabellón de máxima seguridad de la cárcel La Picota, en Bogotá, “con el fin de contrarrestar las múltiples extorsiones que las estructuras criminales que lideran estos internos adelantan en la ciudad de Barranquilla y la zona norte del país”.
Control territorial en disputa
La causa de la guerra es la misma de hace ocho años que enfrentó a Costeños y Vallunos, la extensión que tenían en el Caribe colombiano ‘los Rastrojos’, banda que en los 90 fue la ‘oficina’ de cobros del Cartel del Norte del Valle.
Al igual que aquella vez, Juan Manuel y su hermano menor Brayan, ex paramilitares y peligrosos criminales, convencieron a una parte de la banda de retomar el nombre de Rastrojos Costeños y oponerse al Clan del Golfo o a cualquier organización que pretenda irrumpir en la zona que consideran suya.
“Costa para los costeños“, pregonan en varios panfletos que circulan.
A la cabeza de sus rivales, los Costeñosְ están Jorge Díaz Collazos Castor y Digno Palomino Rodríguez, alias Dino o Sebastián, que empezaron siendo pupilos de los Borré y a partir de 2013 asumieron el mando de la estructura, aprovechando que las autoridades fueron capturando y encarcelando a los peces gordos.
¿Por qué rivalizan? Fuentes de la Fiscalía y la Policía consultadas señalaron que Castor y Digno optaron por negociar con el Clan del Golfo la franquicia, es decir, el control de los corredores de seguridad para embarques de drogas a reconocidos mafiosos y carteles del narcotráfico locales y de otras regiones, así como la corrupción en los organismos de seguridad y los puertos que facilitan los envíos, y en caso de que algo salga mal, sus servicios de gatilleros para el cobro de las deudas.
“La decisión de Castor y Digno causó molestias al interior de la banda. Entonces, el Borré que está preso aprovechó eso para recuperar poder”, explicó una fuente de la Fiscalía.
“Estando en la cárcel Picaleña, alineó a Tommy Masacre y lo utilizó para que le copiaran otros que están afuera”, agregó.
La peligrosidad de los Borré está probada: hace seis años confesaron que entre 2008 y 2013 participaron en 145 hechos delictivos como integrantes de las bandas emergentes al paramilitarismo, también de los Rastrojos y después de los Rastrojos Costeños.
De los casos, 89 fueron homicidios en el Atlántico y Barranquilla, donde dos vendedoras de chance de la empresa Uniapuestas (disuelta) y dos conductores de buses murieron en medio de la guerra de Costeños y Vallunos.
Dentro del bando Rastrojos Costeños comandado por los Borré, las autoridades consideran piezas clave a Ober Martínez Gutiérrez, alias Negro Ober, y Víctor Pérez De Alba, alias Víctor Carlos, por quienes el alcalde barranquillero Jaime Pumarejo Heins y la Policía anunciaron recompensas de hasta 50 millones de pesos por sus capturas.
Martínez y Pérez manejan, cada uno, redes de una veintena de cobradores de vacunas, sicarios, traficantes de armas y estupefacientes.
Ellos y Brayan Borré, alias Tío Guillo, se encargarían de hacer cumplir las órdenes de Juan Manuel.
**Publicado originalmente en el portal 360 grados el 20 Septiembre 2021 con el nombre: "Tren de Aragua y Clan del Golfo, los carteles detrás de la violencia en Barranquilla"
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