Cuando era la primera dama del Chocó, con marido gobernador, Barno Khadjibaeva Murillo tenía que andar 20 kilómetros en un jeep, por una carretera destapada, si quería comunicarse con su papá, un coronel de la antigua Unión Soviética que había soportado los avatares de un país tan complejo como Rusia en su pequeño apartamento en Moscú que lo tenía desde los breves días en los que Andropov fue Presidente de la URSS. Por amor Barno había recorrido medio mundo con tal de estar con Luis Gilberto Murillo, el chocoano del que se enamoró a finales de la década del 80, en plena Perestroika de Mijail Gorbachov, mientras estudiaban ingeniería de minas en la Universidad Estatal de Moscú.
Nació en Usbequiztan pero se crio en Moscú con la severidad con la que puede criarse la hija de un coronel en los años de la Unión Soviética. La primera vez que conoció Andagoya, el pueblo de Murillo, fue en 1992 después de hacer un camino intrincado entre Moscú, Lima, Bogotá y Quibdó. Llegaron con su primer hijo, el moscovita, a vivir en la casa de los papás de Luis Gilberto, jóvenes y pobres, sin luz ni agua potable. Pero no sólo sobrevivieron sino que se fueron convirtiendo, ambos, en personalidades absolutos en el panorama chocoano.
En 1997, cinco años después de su llegada, ya Luis Gilberto Murillo fue elegido gobernador del Chocó. Sin embargo la alegría le duró poco porque fue destituido debido a haber invertido una plata en un proyecto ambiental, un error que le costó salir del Chocó, instalarse junto a Barno en una casa en Chapinero y luego irse para Estados Unidos después de que grupos paramilitares quisieran secuestrarlo.
Llegaron a Detroit, una de las ciudades de Estados Unidos más decadentes e inseguras, no se conformaron con esto y viajaron a Washington en donde se establecieron viviendo con lo que podían y en donde Luis Gilberto tuvo que trabajar hasta de portero en un restaurante. Los pocos amigos que vivían en esa ciudad le dieron lo que pudieron, colchones inflables, camarotes para que pudieran dormir los niños.
Fue uno de los principales senadores y hombres de cristo, el mítico sacerdote Jesee Jackson, quien fue discípulo directo de Martin Luther King, quien lo ayudó a conseguir un puesto en su iglesia, lo mismo le sucedió a Barno quien consiguió un trabajo de medio tiempo como administrativa en la Iglesia Unida en Cristo. En el año 2005 Murillo, que escala rápido, ya era vicepresidente de la fundación Phelps Stokes, una de las ONGs con mayor tradición en Estados Unidos. Incluso esta fundación consiguió becar a Barack Obama, años antes de que fuera el primer presidente negro en los Estados Unidos.
Se devolvieron a Colombia en el 2011 y ese año salió elegido gobernador del Chocó. En los ocho años que duró la presidencia de Juan Manuel Santos Lui Gilberto Murillo ocupó un rol protagónico, como coordinador del Plan Pacífico, el plan de choque del Gobierno para la crisis social, económica y de violencia en el Pacífico colombiano. Durante el cambio de ministros del presidente Santos en abril de 2016, Murillo fue nombrado Ministro de Medio Ambiente en reemplazo de Gabriel Vallejo.
No se imagino la nueva vuelta que le daría la vida, primero como fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo en la Coalición de la Esperanza y ahora como embajador del gobierno de Gustavo Petro en Washington a donde regresa por la puerta grande Murillo sopesó el ofrecimiento porque ambos son ciudadanos norteamericanos y su nuevo cargo le significa renunciar a la Carta Verde y dadas las actuales circunstancias de tensión por la guerra de Ucrania entre Estados Unidos y Rusia, el país de origen de su esposa, recuperarla no pareciera tarea fácil y lo cierto es que han hecho una segunda patria con sus tres hijos en ese país. Barno era la más dubitativa pero finalmente le apostó a este desafío y se preparan a empacar maletas.
