Hace unos años decidí dedicar la mayor parte de mis columnas al desarrollo de una reflexión pública en torno al proceso de paz, los acuerdos de La Habana, y la construcción de paz. Hoy me doy cuenta que he tratado esos temas en más de la mitad de las columnas que he escrito desde el 2012 en El Universal y desde el 2013 en Las 2 Orillas.
La idea que siempre ha guiado estas columnas es hacer el intento de sintetizar cúmulos de hallazgos científicos y trabajos académicos en conceptos, planteamientos y textos cortos y de amplio acceso, para aportarle unos granitos de evidencia, coherencia y profundidad a la deliberación pública, más allá de la coyuntura, pero siguiendo también el curso de los acontecimientos. Leyendo lo que he escrito, veo que aún me falta mucho por aprender para lograrlo, pero al menos si quienes leen estos textos siguen los enlaces señalados en azul, llegarán a fuentes que quizás les resulten interesantes, e incluso refrescantes.
Dando vueltas por el territorio, y en especial por los Montes de María,
he hallado una gran sed de textos, planteamientos y conceptos
que clarifiquen y problematicen los temas de la paz
Dando vueltas por el territorio, y en especial por los Montes de María, he hallado una gran sed de textos, planteamientos y conceptos que clarifiquen y problematicen los temas de la paz; los líderes y las comunidades exigen mayores bases de información y reflexión para alimentar las discusiones públicas y las decisiones colectivas. Y hoy más que nunca, dada la posibilidad cada vez más cercana de la convocatoria a la ciudadanía para refrendar los acuerdos de La Habana y participar en la implementación de lo acordado, en clave de “Paz Territorial”.
Conversando también con muchos grupos de estudiantes, empresarios y demás ciudadanos, he visto un creciente interés por comprender mejor de qué se trata todo esto de la paz que ha venido pasando, y va a pasar cada vez más, en el país. ¿Qué sabemos en realidad sobre las causas y la historia del conflicto? ¿Qué se ha firmado en La Habana y cuáles serán las consecuencias de lo pactado? ¿Qué papel desempeña cada persona o cada organización en la construcción de paz?
Por eso, quise reunir en un solo documento las columnas que he publicado en torno a la paz; creo que así se puede facilitar su impresión, lectura y circulación. Si bien este no es un texto escrito por un experto sobre un tema específico y dista de ser la información o las explicaciones técnicas que se requieren para tomar decisiones personales y colectivas sobre la paz, pienso que puede aportar algunas chispas para encender conversaciones interesantes, y tal vez importantes.
Pienso que este ha sido un proceso de paz muy bien manejado; ojalá vengan más así y aún mejores. Pienso que los acuerdos sobre desarrollo rural, participación política, drogas, verdad, justicia y reparación, así como los que definen el proceso de desarme, desmovilización y reintegración representan en conjunto una oportunidad histórica para que la sociedad civil y los movimientos sociales puedan exigir con mucha mayor fuerza y participar con mayor efectividad en el logro de un país, no solo más en paz, sino también más justo. Pienso que hay muchos aspectos de esos mismos acuerdos sobre los que hay que deliberar mucho más profunda y pluralmente con las comunidades a la hora de llevarlos a la práctica de la Paz Territorial; sé de críticas y preocupaciones que tienen los habitantes del territorio —es decir, quienes lo viven, lo sufren y lo conocen— sobre las que hay que trabajar y estar pendientes en el momento de la implementación. Ahora vamos a ver qué pasa.
