Un buen amigo mío lo pone muy claro: necesitamos más “carresterol”; nada de nutrición pedestre, ni energía ciclista. Mucho menos me vayan a pedir que me monte a un bus; me daña mi ego, ¡no vaya a ser que Matilda —la pelirroja— me vea ahí montado!
Amigos, digamos las cosas como son: montar en bus no tiene nada de divertido. Vallenato a todo volumen, que a veces cambian por cumbia y otros ritmos corronchos. Muchachitas desocupadas, con uñas pintadas y trencitas creativas, coquetean descaradamente con los jóvenes que se sientan a su lado; sonríen, hablan. Y lo que es peor, algunos sinvergüenzas aprovechan para sacar libros y desarrollarse como humanos; justo ahí, al frente de uno.
Siquiera que en este país solo hay tres ó cuatro profesores dementes que creen en los buses. De resto, todos somos igual (o hasta más) antibus que Renault. Creativos fantásticos de esta empresa, inspirados por su responsabilidad social, apasionados por la sostenibilidad de nuestras ciudades, por fin lograron resumir en una sola frase, lo que yo nunca he podido comunicar de manera clara: “Bájate del bus, y sube tu ego”. ¡Publicidad magnífica, propositiva, desinteresada! Salí inmediatamente para el concesionario, donde me regalaron un llaverito con la cara del ‘diablito egoísta’; el personaje principal de esta campaña campeona. Exhibiendo lucidez absoluta, la luminaria del marketing de Renault Colombia responde ante las críticas: “la publicidad es como el fútbol, todo el mundo tiene opiniones diferentes al respecto”. ¡Qué talento señor Martínez!
Lo sabemos todos, no podemos progresar en este país si seguimos aceptando al bus, defendiendo la bicicleta, planeando para el peatón. Necesitamos vías, cemento, precio bajo de la gasolina. De esa manera aseguramos que la gente encuentre el incentivo correcto para comprar más carritos; así evoluciona nuestra especie, y dejamos atrás esta manera de ser única de nuestra cultura. ¿Sentirnos orgullosos de nuestro tropicalismo? ¿Resaltar la riqueza de nuestra gente? ¿O copiar el modelo de los verdaderos avanzados, allá en Miami y Atlanta?
Mi amiga Laura es linda y atlética. Infortunadamente, es usuaria de bus. Loca como ella sola, se va en bus a la universidad todos los días. Lee el periódico, se come unas mandarinas orgánicas, camina unas cuadras, saluda a los vecinos. Como le contagiaron el virus del activismo, ahora está dedicada a presionar a sus gobernantes para que mejoren el servicio, para que se pague el bus con tarjeta electrónica y las transferencias sean gratis; busca que los buses tengan carril propio, y que se optimice la seguridad, comodidad y servicio de todas las unidades. Ya convenció a varios filantrópicos sin oficio para que la ayuden.
Lauris: si lees esto, nunca te lo he dicho, pero me da pesar de ti, quisiera que pudieras hacer lo que yo hago todas las mañanas, me monto en mi carro justo en mi garaje y directico para el trabajo; fácil. Bueno, lo único es que como en esta ciudad ya no hay por donde andar, me toca salir temprano para que no me coja el pico y placa. Pero aprovecho para llevarme mis choco krispis con leche en un vaso plástico, y voy rezando para que aparezca un parqueadero.
¿Que la gente es racional? ¿Que si se mejora el servicio de bus, se construyen ciclorrutas, paseos peatonales, van a bajarse del carro? ¡Qué susto esa ignorancia! ¡No! Primero que todo, necesitamos bajarnos del bus, para que empecemos a subirle el ego a los colombianos. Vean, en Antioquia, durante el 2013 solo entraron 110 carros nuevos, por día; 40.000 carros nuevos para los paisas. Afortunadamente, como el mercado de carros en Colombia ha crecido 386,8% durante los últimos 14 años, yo sueño con que este año Renault y sus compañeros logren vender al menos unas 300.000 unidades. No es mucho, pero así aportamos un poco a su récord del 2013, cuando vendieron 8,3 millones de carros en todo el mundo. ¿Progreso?