Mientras el precio del ganado sigue con tendencia a la baja, figurando una reducción de más del 12% con relación al valor que registraba en meses anteriores, cercano a los 10.000 pesos por kilogramo, mientras que hoy día, en regiones ganaderas como Córdoba, no alcanza siquiera a cubrir los 8000 pesos.
La lógica comercial diría que si el ganado bajó, la disminución en el precio de la carne también se vería reflejada, pero es todo lo inversamente proporcional, el ganado bajando y el precio de la proteína disparado, dificultando así el acceso de familias de escasos recursos a este alimento tan relevante y vital para la nutrición.
Algunos analistas de garaje, queriendo acaparar atención, señalaron que el alza de la carne estaba en función de las exportaciones de ganado en pie, quedó demostrado que la realidad no es esa. La exportación brinda un alivio y seguridad económica al pequeño ganadero y, por consiguiente, traen progreso en regiones apartadas donde se desarrolla la actividad.
Las exportación lastiman a quien deslegitiman y señalan a la ganadería, un renglón de la economía que no ha hecho otra cosa dista que jalonar bienestar y progreso al campo.
La coyuntura política ayudó a cuajar un caldo de dudas e incertidumbres, claramente con un sabor amargo para aquellos hombres y mujeres que en cada faena impulsan la economía, pero también imprimen un sello de tradición y cultura al rededor de tan loable labor, como lo es la ganadería.
El gobierno actual aún no ha actuado en contrariedad de la ganadería, esperemos que no lo haga, dado el caso lo expondremos en la palestra pública, dicho esto existe claridad, pero mucho ventajosos y mercaderes de la especulación, han tejido un manto de dudas en incertidumbres que lastiman la actividad.
Esa especulación es la que genera un detrimento en el valor comercial del ganado, ¿pero por que la carne sigue por las nubes? El ganadero se está viendo afectado, así como también el consumidor. En aras de la regularidad, el estamento debe procurar hacer hincapié en esta situación que aqueja a todas las familias colombianas, pues la carne es un producto de todas las mesas de la nación.
Encarecer el precio de la carne lastima el bolsillo de los colombianos, pero hiere aún más, sabiendo que ese valor agregado no está llegando a aquellos que crían y el ganado.