Para Paula Marín, bailar dejó de ser un hobby y se convirtió en el elemento que le permitiría tomar las riendas de su vida y la de su familia, gracias a la oportunidad que CAS -Colombian All Stars- le ofreció en 2013 de formar parte de un show de baile que se presentaría en la isla de Macao en la costa sur de China.
Hace 7 años Paula era una estudiante de enfermería de la Universidad del Valle, vivía en Vallegrande con su mamá y dos hermanos. Con sus ahorros pagó su entrada a una escuela de salsa en el barrio 7 de agosto, porque le gustaba bailar y quería aprender a hacerlo bien. Ahí descubrió que tenía habilidades y pasó a otras escuelas donde tendría chance de concursar en eventos locales de salsa. Así, en 2011 participó con su pareja de baile Duván Torres, en el Festival Mundial de Salsa en Cali, donde ganaron el tercer lugar en la modalidad Pareja Cabaret.
Fue en ese momento cuando Jhoanna Agudelo, una mujer emprendedora en el campo del entretenimiento, les ofreció la oportunidad de viajar a Turquía para formar parte del equipo de bailarines de la fundación CAS que se presentaría en ese país durante 6 meses con un show de ritmos latinos; oportunidad que tuvo que desaprovechar porque había adquirido un compromiso con el reality La Pista de un canal de televisión, donde resultaron también ganadores.
Transcurridos los 6 meses Jhoanna vuelve a contactar a Paula para ofrecerle la opción de viajar, esta vez a China, en una gira de espectáculos por 6 meses más. A pesar de que Paula tenía planeado continuar su carrera de enfermería, por la necesidad de ayudar a su hermano a salir de las drogas y la delincuencia, aceptó el contrato porque sabía que era la única manera de conseguir los recursos para pagar su rehabilitación. Con el dinero que consiguió durante ese tiempo y las posteriores contrataciones en Dubái y Turquía, en 4 años sacó adelante a su familia, alejó por completo a su hermano de la drogadicción y la delincuencia, profesionalizó a su hermano menor como enfermero y le dio a su mamá un apartamento propio donde vivir dignamente.
“Empecé a bailar porque me gustaba, pero nunca imaginé que con el baile sacaría a mi hermano de las drogas y le daría a mi mamá la vivienda que quería”, expresa Paula, con un sentimiento de gratitud hacia la fundación CAS y su creadora, porque le permitió vislumbrar una vida mejor para ella y su familia a través del baile.
“Bailar sí paga, pero para que lo paguen hay que darle un valor, un valor justo para el esfuerzo y la dedicación que uno mismo le pone. En CAS todos los bailarines profesionales tienen un sueldo fijo que va mínimo de $1.500.000 hasta los 4 millones de pesos, dependiendo del tiempo que lleven y le dediquen a la compañía”
Similar al caso de Paula, tras 9 años de trabajo, la compañía CAS ha logrado transformar la vida de varios jóvenes apasionados por el baile, que comprendieron que su amor, su talento y su dedicación serían los componentes para superar obstáculos socio económicos y construir sus objetivos de vida.
Así, con el propósito constante de seguir transformando vidas, en enero de 2017 nace CAS Academia en Cali. Según su fundadora “la idea es formar artistas que dignifiquen la profesión de bailarín. Que los chicos entiendan el baile como un camino para desarrollar un proyecto de vida, a partir de la educación, el trabajo y el amor por lo que se hace. Que empiecen a formarse con nosotros hasta que cumplan con los criterios para avanzar al nivel de profesionales y podamos llevarlos al exterior y puedan generar ingresos”.
La próxima temporada en Turquía inicia en mayo y CAS va con 100 bailarines, que devengan un sueldo fijo prácticamente libre, porque tienen las necesidades de transporte, salud y alimentación en el exterior, cubiertas por la compañía.
Para Agudelo, lo más valioso es el capital humano y por eso considera importante hacer inversión en la educación integral de sus bailarines, anclada al crecimiento personal y familiar. Durante las clases y entrenamientos se inculca en los jóvenes la motivación y el deseo de superación, a tener altas aspiraciones y se les empodera con las herramientas del baile, encaminándolos a cumplir sus metas y sueños. Se les enseña a darle valor a su talento y esfuerzo, para asimismo recibir una remuneración justa y digna que les permita avanzar en la realización de sus proyectos.