Adentro, muy adentro de la selva chocoana, pasando la Serranía del Baudó, se encuentra Bahía Solano, un municipio que se extiende por toda la costa pacífica, desde el profundo Tapón del Daríen en el norte, hasta la misteriosa Encenada del Utría en el sur. Un territorio aparentemente inhóspito, evidentemente rico y exageradamente hermoso.
Entre su extensión de más de 1.600 kilómetros cuadrados, se encuentra un epicentro de vida, diversidad y divinidad que encanta a los cientos de turistas, colombianos y extranjeros, que se aventuran a este rincón colombiano buscando todo tipo de aventuras y maravillas naturales que aquí abundan. Llegar a Bahía Solano en sí, es toda una experiencia. Para quienes prefieren no tomar un avión desde Medellín o Quibdó, la única alternativa restante que hay es un viaje en barco desde Buenaventura que dura 24 horas.
La selva húmeda se siente a flor de piel, el sol da un calor húmedo y las lluvias generan una increíble necesidad de adentrarse en el mar. La riqueza de esta selva tropical es reconocida por la mega diversidad de especies animales: ballenas, tortugas, delfines son pan de cada día para los ecologistas que trabajan en este paraíso terrenal de los colombianos.
Sin embargo, como la buena mayoría de lugares hermosos de Colombia, Bahía Solano, esconde un peligro cada vez más grande. Su ubicación geoestratégica hace de este municipio un punto de interés para los grupos ilegales pues representa un escalón en muchas rutas de narcotráfico que sacan drogas desde la costa pacífica colombiana. La falta de infraestructura, presencia del Estado y la saturación selvática en sus tierras, hacen de este lugar un buen escenario para vivir desde la sombra.
Está claro el incremento de la violencia que este lugar ha sufrido en los últimos meses.
Solo hace tres días, el pasado 1 de diciembre, en el resguardo El Brazo, en Bahía Solano, fue hallado el cuerpo sin vida del líder indígena Miguel Tapí Rito, a quien varios hombres armados lo habían sacado a la fuerza de la comunidad Bacuru Purrú, en el corregimiento El Valle, donde residía. La víctima fue decapitada por hombres encapuchados que llegaron hasta su vivienda y se identificaron como miembros de las AGC.
La Defensoría del Pueblo tiene plenamente identificada dicha incursión paramilitar y hoy volvió a emitir alertas desde sus redes sociales, esperando ser escuchadas por el gobierno nacional quien en pasadas oportunidades ha anticipado una mayor presencia de la fuerza pública en el territorio.
Defensor del Pueblo, Carlos Camargo, alerta a las autoridades que ayer aproximadamente a las 8 am se presenta la incursión de un actor armado ilegal, al parecer las AGC, en la comunidad indígena de Bacurú Purrú, resguardo Río Valle y Boroboro del municipio de Bahía Solano
[HILO]— Defensoría delPueblo (@DefensoriaCol) December 4, 2020
Secuestran al señor Miguel Tapí Tito de 59 años de edad, quien en el 2019 ejercía el cargo de gobernador de dicha comunidad, horas después miembros de la comunidad encuentran su cuerpo degollado.
— Defensoría delPueblo (@DefensoriaCol) December 4, 2020
Confirma Camargo que se había advertido sobre el riesgo en aumento por la presencia ilegal en este resguardo. Hasta el momento ninguna autoridad forense ha llegado a la zona para adelantar la inspección a cadáver y necropsia.
— Defensoría delPueblo (@DefensoriaCol) December 4, 2020
Informa Camargo que la comunidad se encuentran en desplazamiento masivo. La Defensoría de la zona acompaña a las 195 familias para un total 906 personas.
— Defensoría delPueblo (@DefensoriaCol) December 4, 2020
La Defensoría del Pueblo había emitido la alerta temprana 016 de abril de 2020, que hacía énfasis en los riesgos sobre ese resguardo.
— Defensoría delPueblo (@DefensoriaCol) December 4, 2020
El paramilitarismo no es algo nuevo en Bahía Solano. Cabe recordar que, en el año 2002, voluntarios de la Defensa Civil encontraron 16 cadáveres, muchos de los cuales estaban decapitados, en las playas de Cupica, tras un presunto enfrentamiento entre las AUC y las Farc.