Esta es la sarta de vulgaridades que "canta" un esperpento cuyo alías es Bad Bunny. Un tipo asqueroso, que no sabe hablar y cuando lo hace no se le entiende.
Lo grave no es el "reguetonero" en sí, sino el hecho de que es el "cantante" con más reproducciones en Spotify y que en cada concierto logra aforar un promedio de 40-50.000 personas, en su inmensa mayoría adolescentes entre los 10 a 20 años.
Muchas de las mujeres que asisten a sus shows llegan a un nivel de locura e histeria que raya con el paroxismo. Se desnudan, sudan a más no decir, tienen los ojos en blanco y los panties rojos con conejitos.
Son parte de la "generación de cristal", llena de jóvenes con un nivel de rebeldía que los hace intratables. Son groseros, agresivos y contestatarios con sus padres y profesores, a quienes "mandan a comer mierda". Aun así, sin falta se sientan a comer lo que sus madres les preparan, casi con miedo.
En todo caso, una mujer que permite ser tratada así en la letra de una "canción", que ella misma "perrea" sin un ápice de vergüenza ante quienes la ven en tan deplorable estado, deja mucho que decir.
Lo paradójico es que son muchas de estas las que salen a ser violentas en las protestas, vandalizan con ira incontenible lo que se encuentren a su paso y gritan dejando ver las amígdalas "ni una menos", "ni una más", "no más irrespeto a las mujeres", "no más feminicidios".
Es increíble que de esa juventud femenina plagada de "ninis" (ni trabajan, ni estudian) vayan a salir las futuras mamás de este país. Este escenario nos permite avizorar un tránsito de generaciones presentes y por venir muy desalentador y preocupante.
Por eso, entre otras razones, Colombia ocupa el penúltimo puesto en educación según la OCDE. Así pues, es necesario que esta reciba una reforma de profundísimo calado, que incluya a estas juventudes, a sus padres y a sus profesores, quienes son reemplazados como ejemplos por personajes como Bad Bunny.
Haga el ejercicio de preguntarle a una joven de estas la tabla periódica de los elementos, pedirle que recite la letra de las dos últimas estrofas del Himno Nacional o requerile que conjugue el verbo protestar en futuro potencial. Verá que no tiene la menor idea.
Sin embargo, dídale que le cante la canción de Bad Bunny con la que empieza este artículo y verá que se la canta completa y hasta le incluye "perreo". Patético.