Empezamos la tarde llegando a la plaza siendo escupidos, gritados, empujados y golpeados por los antitaurinos. Durante la corrida de toros mientras la plaza reventaba en olés afuera reventaban papas bombas. A la salida no perseguían para robarnos y atacarnos igualmente.
No es esto sino una radiografia de lo que sucede a diario: ley del miedo y mentiras. Amedrentan a los taurinos para que tengan miedo mientras afloran indignaciones inexistentes que terminan en más amedrentamiento.
Entonces dicen ser defensores de la vida y embajadores de una nueva cultura de paz pero quieren pasar por encima de quien no piensa como ellos así sea a la fuerza. Nos dicen salvajes pero no somos nosotros quienes agarramos a un anciano a golpes, nos dicen barbaros pero no somos quienes lanzamos piedras, nos dicen irrazonables pero debaten gritando.
¿Y sabe quienes son los responsables de todo esto? Nuestros políticos. Esos mismos como Peñalosa, Holman Morris, Galán, Petro, Luis Ernesto Gomez y demás, que toda la vida fueron a la plaza de toros y se consideraban consagrados taurinos o departían periódicamente con quienes sí, saben que en realidad no disfrutamos del dolor del animal o aplaudimos a sus heridas, que el toro se come luego de la corrida, que no somos violentos y jamás le electrocutamos los testículos al animal antes de salir al ruedo.
No obstante, esos mismos líderes de opinión y altamente influyentes, por ambiciones electorales no hacen más que repetir y exacerbar odios a partir de premisas que no existen pero si les da votos. Es esa irresponsabilidad la que tiene a tantos bogotanos hoy en los hospitales.
Que sepan estos defensores de la vida que sobre sus espaldas recaen tantas injusticias cometidas contra los ciudadanos y también la responsabilidad de que esto pare.