Le imputan cargos al señor Roberto Prieto, exgerente de la campaña de Santos presidente y solo ruedan por mi cabeza las amenas conversaciones de todos aquellos que en su momento compartieron chistes sobre lo bonitas que son las carreteras en Alemania y ahora uno le pregunta al otro oye, oye, viste que metieron en la cárcel a aquel tipo que era un segundón nuestro, te acuerdas cómo es que se llamaba, que estoy en un aprieto y no recuerdo para el otro salir con ni idea, si crucé con él tres palabras fueron muchas y claro, es un tipo que yo creo que ni sus guardaespaldas le recuerdan.
Y la cosa queda ahí, en nada, el tipo emproblemado para sacarse de las espaldas los cargos que le montan, que son muchos y pueden definirse como la corrupción y suciedad de la clase política colombiana.
¿Y blablablá Santos? Nada, él qué va a saber quién en ese tal Prieto, ¿gerente de mi campaña?, esa fue una imposición de los manes esos de Odebrecht y si algo malo hizo fue a mis espaldas y en esas llevamos sus ocho años de gobierno, escándalo tras escándalo que jamás pasa a mayores y los ocho de Uribe en igual medida y de ahí para atrás como el cangrejo.
Escándalo tras escándalo que jamás pasa a mayores
y los ocho de Uribe en igual medida
y de ahí para atrás como el cangrejo
Hay democracias de papel, con prensa libre y libertad de opinión pero en donde las tres ramas del poder público juegan en el mismo equipo, donde casi todos se han dado cuenta que no hay mejor negocio que meterse en la política, comenzando como concejal anónimo y si se es juicioso y no se hace ruido con la corruptela poco a poco se sube de estatus y hasta se puede acabar de senador o ministro, o hasta de gerente de campaña y siempre es mejor en los incendios no pisar las mangueras y Colombia, como muchos otros países, hacen parte de esta fiesta.
En España ocurrió hace sus años el escándalo de turno que cubre a toda la cúpula del partido gobernante (PP) y todos pensamos que la cosa había ya llegado al tope cuando en los papeles de Bárcenas (hoy condenado a treinta y largos años) aparecía como beneficiario de un jugoso dinero un tal “M. Rajoy”. Y como podía pensarse que pudiera tratarse de Mariana Rajoy o Melquíades Rajoy, pues la justicia no pasó a mayores.
Y hace apenas una semana que la cosa se desbordó, condenándose al mismísimo Partido Popular a pagar una alta suma de dinero por corruptos y ante toda la miseria del gobierno español dieron hace tres días la aplicación de la moción de censura para sacar a Rajoy (a quien la palabra dimisión no se le pasó por la cabeza) y en una jornada histórica (con una pequeña mayoría de 180 votos contra 169 y una abstención) se logró un cambio de gobierno siendo investido como presidente Pedro Sánchez, secretario general del PSOE.
Mientras, el impresentable de Rajoy no asistió, se quedó diez horas en un restaurante cuando, imagino, de las otras mesas recibía malas caras.
No la tendrá fácil Sánchez ya que para lograr esa mayoría debió hacerle caras bonitas a los movimientos independentistas vasco y catalán y los castrochavistas (esos sí) de Podemos.
Pero bueno, sea como sea, cuando uno pensaba que la corrupción no tiene castigo, lo de España es un ejemplo clarísimo que si. Las ramas judicial y legislativa dijeron no más, estamos hasta las narices de tanta robadera.
De los ejemplos se aprende.
Y hablando de…
Y hablando de ejemplos, creo tener demasiado claro quién se lleva las elecciones en Colombia.
De un lado, el candidato Petro se va quedando con los votos que ya obtuvo, junto con unos más de aquellos que votaron por Fajardo o De la Calle, mientras del otro bando está toda la clase política ladrona y corrupta en pleno, en un solo equipo, abrazaditos y cuidando la billetera, conservadores y liberales, los del cambio ese y los santistas que ya no existen, y los cristianos y hasta los no heterosexuales, liderados por el Centro Democrático que no pasa de ser derecha extrema antidemocrática y su gran jefe, el ser más siniestro que Colombia haya parido y a quien llaman el innombrable y a quien tristemente el país ama.
Y aupados, obvio, por los cuentavotos.