En el concejo de nuestra adorada capital hay una persona que al parecer le gusta anunciar reglas controvertidas a la prensa para mantener cierta atención.
Además, en las pocas veces en las que asistí a sesiones en donde se discutía lo del alcalde mayor, él, con su imponente traje de corbatín, proclamaba a lo alto de los cielos que era el concejal de la familia, ¿muy estrambótica su afirmación, no?
Primero, comenzó hacer ruido cuando en medios de comunicación anunció un proyecto donde planteaba que las sillas azules de TransMilenio fueran exclusivamente para mujeres, el cual en una instancia inicial fue aprobado hasta que luego se hundió porque no tenía argumentos legales suficientes, y porque se consideró una medida inconveniente, tal como lo reveló El Espectador.
Entonces, nuestro amiguito quedó con los crespos hechos… pero no se daría por vencido.
Después, cuando la alcaldía extendió el horario de rumba, el señor se ofuscó y se ofendió por dicha medida, la cual según él era escandalosa.
Luego para llamar más la atención criticó videos musicales, obras de teatro e incluso películas, como lo podemos ver en El Tiempo cuando se fue lanza en ristre contra La bella y la bestia porque el filme no se ajustaba a sus ideas personales. ¿Cómo lo llamaremos?, ¿el Jimmy Swaggart colombiano?
Sin embargo, esto no para ahí. Ahora la emprendió contra una banda de black metal.
Sobre este particular hay que aclarar varias cosas, que me gustaría exponer en este texto.
Hay una norma en la actual Constitución que habla claramente de la libertad de cultos, tal como lo reza el artículo 19 de la carta política: "Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley".
¿Entiende eso concejal?
Si hay algo por lo cual los colombianos podemos estar orgullosos es que el Estado es laico, tal como dice el artículo 1 y el que acabé de nombrar en este texto.
Teniendo en cuenta esto, debo preguntarle: ¿cree usted que el Concejo de Bogotá es una iglesia, donde sus intereses personales priman sobre los derechos de los ciudadanos?
En mi opinión usted está irrespetando los gustos individuales musicales de cada persona, lo cual es una violación a la libertad de pensamiento de cada individuo y eso es condenable por la ley.
Por ejemplo, el hecho de que a mí no me guste el reguetón no me da el derecho de privar de ese gusto a personas que sí se identifican con esa música y gustan de asistir a conciertos de esos artistas, así no me agraden.
Además, en nuestro país, la censura está prohibida, ya sea en el periodismo, en la música, en el cine, en el teatro, en las artes plásticas, en el trabajo, en la alimentación, y en toda clase de expresiones que buscan satisfacer las necesidades e intereses de cada quien.
¿Le quedó clarito, honorable representante, o debo escribirle en braille para que lo lea?
Ay, concejal de la familia, a usted le encanta ser mediático. Deje de hacer ruido, hermano. Dedíquese a su trabajo, por favor.
Un mensaje final para usted: ¡Trabaje, vago!
