Avianca, tan colombiana como el café

Avianca, tan colombiana como el café

"La banderita estampada en nuestros aviones tiene orgullosamente el amarillo, el azul y el rojo, y seguiremos llevando esos 3 colores a todos los rincones del mundo"

Por: Sergio Romero Robles de Medina
abril 30, 2020
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Avianca, tan colombiana como el café
Avianca fue el primer operador latinoamericano en operar aviones Boeing 747. Su flota alcanzó a tener 7 de estos jumbo jets los cuales dejaron de volar en el año 1995. Foto: Archivo, Vía Twitter: @TorreElDorado y @carlos1paloma

Hoy leía con asombro y tristeza, cientos de comentarios destructivos hacia Avianca, empresa donde orgullosamente trabajo. Incluso con sorpresa, me encontraba con algunos líderes políticos que tal vez por populismo o simple mezquindad, incitaban a la división y pedían no ayudar a Avianca, según ellos; “no tenía razón de ser, el ayudar a una empresa no colombiana.”

Fue hace 5 años cuando me encontraba laborando en Bancolombia, que recibí una llamada donde me informaban que desde ese momento haría parte de Avianca Holdings, para ser más exactos en Avianca Cargo, la unidad de negocio encargada de transportar las exportaciones e importaciones de cientos de industrias colombianas hacia casi todos los rincones del mundo. Confieso que han sido 5 años duros, pero de aprendizajes totales. Pasar de un banco a una aerolínea ha sido uno de los retos más grandes y satisfactorios que he tenido profesionalmente, no hay un día en el que no haya aprendido algo de esta industria fascinante, incluso no ha pasado un día en el que no haya aprendido algo de alguna de las tantas industrias que hoy atendemos (Textileros, floricultores, industria química, farmacéutica, equina, manufacturera, minera, tecnológica, entre otras)

En estos 5 años, he visto llenar las “barrigas” de nuestros cargueros y de nuestros vuelos de pasajeros, con millones de flores del sector más colorido de nuestro país, que invaden las casas de madres y enamorados en san Valentín y en el día de las madres a lo largo y ancho de Estados Unidos, Canadá y Europa. He visto llenar nuestros aviones con cientos de bultos con el mejor Café del mundo, ese que nos hace famosos a los colombianos en lugares que no imaginaríamos como Rumania, Corea y Japón. He podido ver como se realizan las primeras exportaciones de productos agrícolas, que algún día serán el futuro colombiano; con toneladas de Aguacate Hass para mercados orgánicos de Europa, y productos derivados del cannabis medicinal para Inglaterra y Suiza. En estos aviones he visto salir miles de cajas con confecciones colombianas, en especial aquellas que orgullosamente dan trabajo a miles de mujeres cabeza de hogar en Medellin.

En estos 5 años, he visto pasar por nuestras bodegas cientos de animalitos que buscan reunirse con sus dueños en diferentes partes del mundo, hemos tenido charters completos de Caballos que han representado a Colombia en mundiales equinos y hasta hemos ayudado a retornar a su hábitat natural a leones, tigres y toda clase de animales exóticos que han sido decomisados por las autoridades a circos y traficantes. He vivido el estricto protocolo de seguridad al transportar embarques valorados en millones de dólares como lingotes de oro, esmeraldas de exportación y obras millonarias de artistas ícono de Colombia como el maestro Botero, pero en paralelo hemos visto como cientos de embarques valorados en algunos pocos dólares como cajas llenas de bombombunes, Colombianas Postobón y Pandequesos que en alguna tienda colombiana en Sídney o en Shanghái, algún colombiano sueña consumir para sentirse por algunos segundos más cerca de su tierra.

Por estos aviones se han transportado algunos de los momentos más lindos para muchos colombianos, como los viajes de la selección Colombia, el viaje del Papa Francisco, cientos de cuadros y otras obras artísticas para exposiciones inolvidables, así como los montajes e instrumentos de casi todos los conciertos que artistas, bandas y filarmónicas internacionales hacen en nuestro País. Pero también en contraste, hemos transportado lo que jamás hubiéramos querido transportar, como la repatriación de los fallecidos jugadores del Chapecoense y la repatriación de miles de personas que han perdido su vida fuera de su país y de su hogar para ser enterrados por sus seres queridos.

En esta crisis, que sin duda ha golpeado al mundo entero, en diferentes niveles y desde diferentes frentes, orgullosamente hemos volado sin parar un solo día, y aunque hoy tenemos más de 150 aviones en tierra, hemos logrado mantener nuestros vuelos cargueros activos, incluso nos hemos reinventado, acondicionando algunos aviones de pasajeros que hoy en lugar de llevar personas en sus sillas, llevan cajas con manufacturas colombianas al resto del mundo. Durante esta contingencia, hemos transportado toneladas de medicamentos, insumos médicos y productos de primera necesidad para hacerle frente al COVID-19.

Hoy y como uno de los 17 mil empleados de Avianca, doy gracias a las personas que nos han apoyado, que entienden que esta compañía es más que el rostro de algún socio mayorista. Esta empresa es el trabajo y sustento no solo de 17 mil familias colombianas, sino también el sustento de otros miles que hacen parte y dependen de nuestra cadena de valor como proveedores, clientes e industrias ligadas a la aviación como la hotelería y turismo.

Sabemos que con cada crisis vienen los aprendizajes y las oportunidades de mejora, como compañía sin duda alguna las aprenderemos. De esto saldremos no solo más fuertes, con humildad debemos reconocer, que tenemos que salir también siendo mejores, así lo exigen nuestros clientes y así debe ser.

Para todos los empleados, en especial a mis compañeros de Avianca pasajeros que hoy se sienten discriminados y maltratados en redes sociales por aquellas personas que no entienden que detrás de una empresa, hay personas de a pie que se levantan cada día para ir a trabajar honradamente, para con sacrificio y amor dar lo mejor de sí, a ellos, solo queda decirles; fuerza, coraje y ánimo. La banderita estampada en nuestros aviones tiene orgullosamente el amarillo, el azul y el rojo, y seguiremos llevando esos 3 colores a todos los rincones del mundo otros cien años más. No es la primera vez que debemos volar en cielos turbulentos, no es la primera vez que debemos hacer un aterrizaje de emergencia, no es la primera vez que debemos mutar para convertirnos en una mejor versión y por supuesto, no lo duden; volveremos a despegar con más fuerza. Recuerden, al fin y al cabo, los aviones siempre deben despegar con el viento en contra.

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