Hoy en España a muy poca gente causa alarma ver a dos homosexuales paseando por la calle cogidos de la mano solos o con los hijos que tengan y el tema ya dejó de ser tabú, y su condición sexual (en principio) no es obstáculo para nada.
Igual ocurre en Colombia pero en lo que respecta a ver una mujer votando. Ya hoy nadie dirá como se dijo en la década de los cincuenta del siglo pasado que el voto femenino solo conseguiría el quiebre del concepto de familia.
Y por abortar, en medio mundo, no te meten en la cárcel.
Estos casos expuestos, y hay cientos más, no se han logrado gracias a una presión popular o en virtud de los votos obtenidos en un plebiscito.
Uno de los grandes logros (y fueron muy pocos) del expresidente Zapatero
fue meter a la brava la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo,
en medio del aullido y los gritos de lado y lado
El caso español con la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo es un ejemplo claro. Uno de los grandes logros (y fueron muy pocos) del expresidente de gobierno Rodríguez Zapatero no fue sino meter a las bravas la norma, en medio del aullido y los gritos de lado y lado que recordaban que aquello de matrimonio es entre hombre y mujer y jamás entre dos depravados.
Rojas Pinilla hizo lo mismo con el voto femenino. Metió el asunto en una reforma constitucional dejando callados a todos los opositores que no veían en eso nada diferente a la anarquía total.
Como con el tema del aborto, que se aprueba por decreto o ley (o gracias a sentencias judiciales como es el caso colombiano) y sin consultar a nadie.
¿Qué pasaría con estas iniciativas si, en vez de haber sido aprobadas como lo fueron, hubieran sido sometidas a votación popular?
Con seguridad casi plena, muy pocas hubieran sido aprobadas y todo gracias a la efectiva y acertada presión que ejerce lo que llaman la derecha con los eficientes auspicios de las diferentes Iglesias.
Y ello ocurrirá, sin duda, con la propuesta de cierta política bien afín a las redes cristianas que pretende que se someta a votación popular la adopción de niños por parejas del mismo sexo.
Ese tipo de asuntos es mejor (si se quiere, obvio) aprobarlos a pupitrazo.
A veces el desarrollo llega a las bravas.
Y hablando de…
Y hablando de desarrollo, no se ve bien el panorama político cuando, sin atender los escándalos de lado y lado, las encuestas indican que votaremos otra vez por los mismos con las mismas.
