Pareciera que ya estamos acostumbrados a declaraciones descaradas y sinvergüenzas por parte de aquellos por los que estúpidamente hemos elegido una y otra vez formando un ciclo vicioso de cinismo y atraso. Lo vimos con Samper cuando dejó atónitos a los colombianos con sus banales y hasta ridículas explicaciones: “todo fue a mis espaldas”, nos dijo de frente, burlándose ni siquiera de la inteligencia del colombiano sino del sentido común. Pero este caricaturezco comportamiento por supuesto no es único de Samper, lo hemos visto en Pastrana, en Uribe, en Santos y muy probablemente en el futuro lo veremos en Vargas Lleras porque simple y llanamente esos son los dirigentes que elegimos.
Pastrana hoy por hoy manifiesta que el 15% (nótese la cifra) del territorio nacional se le fue concedido a Las Farc como parte de un complot entre el neoliberal Santos y el socialista Maduro (hay que reconocerlo que imaginación si le sobra) pero se le olvida el fracaso rotundo de lo que fue el Caguan y lo que significó para el país moral y económicamente dicho proceso fallido, por cierto, su gobierno fue el que despejó un amplia zona del territorio. Hoy lo vemos reunido e intercambiando apretones de manos con Popeye, el celebre soldado de Escobar el cual es una cuasi estrella de rock, recibiendo regalías seguramente de su novela, la de su exitosa vida de matón. Popeye marchará seguramente el primero de abril.
Qué podemos decir de Uribe, ha sido tantos años (ya que se reeligió con trampa) de sus jugadas y declaraciones que el prontuario (de sus comentarios) es bastante extenso. Pero si nos enfocamos en el presente, llama la atención como el senador Galán le refresca la memoria a Uribe sobre algunos accionares inconstitucionales como las chuzadas del DAS y el engramaje notarial para la compra de su reeleción. Uribe, en lugar de controvertir estas acusaciones las reivindica ya que le echa en cara a Galán el nombramiento como embajador en Londres. Es en momentos así en que los salones del honorable congreso parecen convertirse en el Lavadero de RCN.
Antes del turno de Santos hablemos de Ordóñez. Durante 8 años (tambien se reeligió corruptamente) el enviado de Dios en Colombia estvo muy ocupado persiguiendo abortistas y homosexuales, anteponiendo la biblia por sobre la constitución, el buen hombre durante todos esos años no tuvo vestigio alguno sobre las andanzas de Odebretch, pero claro, Colombia es un país tan generoso que hoy Ordóñez quiere marchar contra la corrupción.
Santos es igual de cómico: “ese tal paro no existe”, “esto no debió haber pasado, es inaudito”, “no subiré los impuestos” y demás burlas. Pedir objetividad en un país polarizado no es tarea sencilla pero la verdad es que ni los que elegimos en el pasado (Samper y Pastrana) ni los que representan la división actual (Uribe y Santos) son personas éticas, ellos no deberían representar a un país pero la culpa es de los colombianos por nuestra alcahuetería, nuestro abstencionismo, nuestro voto sentimental (voto por el candidato de Uribe porque Santos lo traicionó) nuestra incapacidad mental de comprender que nosotros tenemos el poder en las urnas.
Pues bien, Ordóñez y Uribe van a marchar contra la corrupción, esto ya es impresentable si fueramos un país decente y no es que no tengan derecho a marchar, es que lo que no tienen derecho es a engañar a sus seguidores (compatriotas nuestros) de que ellos son la salvación, ellos son la vía, de que ellos representan los actuares transparentes en la política. Pero todos sabemos que no es así, incluso sus seguidores lo saben, todos sabemos incluso que la marcha no es en contra de la corrupción porque este argumento se cae sobre su propio peso, la marcha es en contra de los acuerdos con la guerrilla, y eso también es válido, pero no son ellos quienes deberían marchar. No es Uribe quien debería marchar contra la impunidad, no es Ordóñez quien debería marchar contra la corrupción que su procuraduría pasó por alto, No es Popeye quien debería marchar tan siquiera por algo.
Somos nosotros quienes deberíamos marchar contra ellos, por tramposos, por mentirosos, por jugar con un país. Si la marcha es contra la corrupción entonces la marcha debería ser en contra de Uribe, Ordóñez, Santos, Vargas Lleras (con esas joyitas de Cambio Radical),contra Las Farc. Pero lástimosamente como ciudadanos hemos caído en la maraña oscura de atacarnos entre bandos, de tildarnos unos a otros como uribistas, santistas, petristas, peñalosistas y demás ismos que nos impiden ver la realidad. Tanto uribistas como antiuribistas sentimos por igual los flagelos de la corrupción, sentimos por igual el alza de la gasolina, el alza de la canasta familiar, sentimos la inseguridad en las calles, el difícil acceso al trabajo, tenemos que pensionarnos por allá cuando estemos con un pie en la tumba, nos meten el golazo de la reforma tributaria por el hecho de que “hay que revertir el hueco fiscal” hueco fiscal que no habría si los recursos no se perdieran, porque el solo hecho de la caída del precio del petróleo no es suficiente para legítimar una reforma tan indolente con el colombiano.
Si usted va a marchar contra la corrupción amigo uribista está en todo su derecho, es más, lleve sombrilla, pero marche con todas las de la ley. Marche contras Santos y contra la Ley 100, contra Agroingreso Seguro, contra el desfalco de Saludcoop, contra Reficar (Uribe y Santos), contra Odebretch (Uribe y Santos), contra los falsos positivos (Uribe y Santos), contra las chuzadas inconstitucionales del DAS, contra la Yidispolítica, contra las falsas desmovilizaciones, contra el incremento de la edad de jubilación, recuerdénle a Ordóñez que él se perpetuó en la Procuraduría con trampa. Estos actuares anti-éticos nos ha afectado a todos sin distinción, uribistas y no uribistas.
Si usted madre y padre de familia van a marchar contra la ideología de género en pro de la familia y los valores morales, por favor, también marche exigiendo que la iglesia católica pague sumas considerables de dinero para resarcir así sea en una parte mínima el daño de la pedereastia con nuestros niños.
Espero algún día no tener que dirigirme hacia un compatriota como uribista o antiuribista, dirigirme sin ningún ismo porque es claro para mi que usted y yo compartimos similares estilos de vida tratando de sobrevivir en medio de un sistema corrupto. Usted puede ser uribista pero no vive como Uribe, usted puede ser Santista pero no vive como Santos, a nosotros nos toca hacerle el quite al paseo de la muerte de las EPS y esperar una cita por allá en quién sabe cuántos meses, entonces, si padecemos lo mismo, ¿por qué nos dividimos?
Un parentesis para terminar. Como bien dije, esta marcha es contra de los acuerdos de la Habana disfrazada de que es contra la corrupción. No entiendo como las altas esferas del Centro Democrático critican a Venezuela por ser una dictadura y acá quieren a viento y marea impedir que la guerrilla entre a la política legal. Es hora de pasar la página, lo hizo Irlanda, lo hizo Sudáfrica, lo hizo el Salvador, se ha hecho hace décadas en el mundo. A los colombianos no nos formularon un plebiscito para preguntarnos sobre el Pacto de Ralito, ¿o si?.
Para marchar contra la corrupción hay que tener las manos limpias, no lavadas. Lo triste es que quienes se llevarán el credito de la marcha ni siquiera se las han lavado.