Autogestión versus totalitarismo

Autogestión versus totalitarismo

"La soflama comunista nada tiene que ver con la autogestión porque es indudable que lo que pretende es imponer dictaduras neoestalinistas mediante el engaño y la violencia"

Por: Ariel Peña González
noviembre 06, 2019
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Autogestión versus totalitarismo
Foto: Pixabay

Siguiendo a Maquiavelo, el marxista italiano Antonio Gramsci le dio la categoría de “príncipe” al partido comunista. De ahí que los seguidores de ese engendro con sus diferentes denominaciones exaltan el conflicto entre el socialismo y el capitalismo, pues como diría el autor del texto referido: “En una guerra no se puede ser neutral, porque se es avasallado por el vencedor con la complacencia del vencido”. Así que el objetivo final para el totalitarismo comunista es el triunfo del hambre, la tortura, la violencia y el envilecimiento, lastres que ha encarnado el socialismo marxista desde que existe, entonces la respuesta que se debe de tener ante la diabólica dicotomía comunista, especialmente en Latinoamérica, es la de un sistema de economía múltiple con un modelo autogestionado.

Sin embargo, causa curiosidad que parásitos comunistas como Maduro en Venezuela y Díaz-Canel en Cuba se den más importancia de la que tienen. En un sainete realizado el pasado domingo en La Habana, denominado Encuentro antiimperialista de solidaridad por la democracia y contra el neoliberalismo, apresuraron a la llamada izquierda latinoamericana para que siga desestabilizando a los gobiernos democráticos de la región; olvidando dichos personajes que los países de Latinoamérica y el Caribe en su totalidad solamente representan el 10% de la economía mundial, por lo que habrá que concluir que el imperio de norte puede vivir perfectamente sin ningún vínculo comercial con América Latina (y para desconsuelo nuestro las más perjudicadas serían nuestras naciones).

Maduro y Díaz-Canel deberían de ser consecuentes en su “lucha antiimperialista” y prohibir las remesas que llegan de Estados Unidos a los ciudadanos de esos dos países (para saber cómo les acaba de ir a Cuba y a Venezuela), pero definitivamente el comunismo es una desgracia y por eso hay que desarrollar iniciativas autogestionadas en la región. Esto para lograr la autonomía y soberanía económica de los pueblos, ya que queda evidenciado que no somos capaces de vivir sin el “imperio”, y los alaridos de los mamertos simplemente son actos demagógicos y ruines para embaucar tontos.

Por otro lado, causa estupor cuando los seguidores de la estafa comunista del marxismo-leninismo hablan de la autogestión, porque para asumir esa postura lo primero que deben hacer es abjurar de los dogmas estatistas, burocráticos y embrutecedores de Karl Marx, ya que el término en mención es cosecha de los libertarios, quienes le propinaron a Marx una vergonzosa derrota en la Primera Internacional de los Trabajadores en el siglo XlX.

No solo los libertarios tienen como instrumento humanista la autogestión para el bienestar de las masas, sino que también la democracia liberal ha sido en varias oportunidades consecuente con ello, teniendo el mayor ejemplo en Israel con los Kibutzim, en donde los sindicatos, exaltando las libertades individuales (cosa que no hace el comunismo totalitario) a través del trabajo solidario, con una democracia participativa laboran y distribuyen de acuerdo a las necesidades. No obstante, es bien sabido que a la degeneración marxista poco le interesa el bienestar o la opinión de los ciudadanos, pues su objetivo es conquistar el poder para crear una dictadura perpetua.

Por ende, la autogestión libre y creativa es la antítesis del comunismo totalitario, porque esa atrocidad desde sus inicios a mediados del siglo XIX buscó con el Estado encadenar a los obreros mediante la dictadura para generar una oligarquía (nomenclatura) que convirtiera a ese Estado en una máquina represiva, por ello Pierre Joseph Proudhon y Mijail Bakunin a nombre de los libertarios desenmascararon a Marx delante de los trabajadores por sus sofismas inhumanos y antihistóricos.

Josip Broz Tito, dictador marxista-leninista, pretendió de manera demagógica introducir la autogestión en la antigua Yugoslavia en 1950, pero fracasó, pues eso es como el diablo haciendo las hostias, ya que es imposible en una tiranía comunista llevar a cabo un proyecto libertario; porque como condición necesaria debe existir la independencia sindical frente al Estado, pero Yugoslavia fue solamente un laboratorio totalitario que se malogró. De ahí su desintegración en la década de los noventa del siglo pasado, quedando claro que al comunismo totalitario lo único que le interesa es tomarse la burocracia estatal usando artimañas para descrestar ingenuos.

Han existido expresiones auténticas de autogestión en la historia de la humanidad, como ocurrió hace 2000 años con el cristianismo primitivo, en donde sus miembros tenían todas las cosas en común y no había entre ellos ninguna necesidad, esto lo hacían superando las barreras del Estado, contrario a los regímenes marxistas que ponen como principio y fin de todas las cosas eternizarse en el poder político. Además han existido otras aplicaciones de autogestión, aparte de la ya mencionado en Israel, como la Comuna de París en 1871, que fue una fusión entre las ideas libertarias y el liberalismo clásico; otras manifestaciones de autogestión fueron los consejos de obreros en Hungría en 1956 y la primavera de Praga en 1968, aplastadas estas dos últimas por el imperio comunista soviético.

Para cerrar, la soflama comunista nada tiene que ver con la autogestión porque es indudable que el marxismo lo que pretende es imponer dictaduras neoestalinistas en Latinoamérica mediante el engaño y la violencia, como ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela. Sin embargo, al igual que lo sucedido hace 30 años en Europa oriental con la caída del muro de Berlín, los pueblos tendrán que defenestrar el comunismo totalitario en la región; por eso el Estado y la sociedad colombiana jamás deben de permitir el avance del marxismo-leninismo y para ello el mejor antídoto es la lucha ideológica.

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