No solo si es posible la autocuración, sino que es la regla biológica del ser humano. El organismo humano y animal está concebido para repararse a sí mismo. Lo único que requiere es un buen sustrato, un buen terreno, unos alimentos adecuados, para lograrlo.
La medicina convencional tiende a atacar las causas de la enfermedad. Pero la salud pública, la higiene corporal, entre otros, promueven un estilo de vida saludable, logrando más bienestar que toda la tecnología de última generación. Agua potable, buena disposición de excretas y alimentos naturales son la base. Es un hecho demostrado que la expectativa de vida ha aumentado principal y especialmente gracias a los avances en materia de saneamiento ambiental, por encima de los tratamientos específicos contra las enfermedades. La tecnología y el avance científico logran que las personas no mueran ante eventos anteriormente irremediables. Sí, da más años a la vida, desafortunadamente a costa, muchas veces, de discapacidad importante. No es esto último lo que queremos. El sufrimiento de la persona y su familia ante casos severos, muy severos como: hemiplejía con afasia, cuadriplejía con compromiso mental, parálisis cerebral totalmente dependiente, es una realidad, por más positivismo, aprendizaje y lección de vida, que le pongamos. Todas ellas “salvadas” por la medicina moderna cuando no existe un criterio de vida por encima del simple existir.
Un paréntesis saludable:
Regresando a la autocuración, el ser humano se ha dado cuenta que está inmerso, no solo inmerso, que es una partícula, dentro de una red global que lo conecta con lo más minúsculo de la tierra y con la magnitud del espacio. Ni qué decir de las relaciones interdependientes con todos los seres vivos y los inanimados del planeta. También sociológicamente está demostrado que se vive más y mejor cuando hay una red familiar y de amistad con lazos fuertes, activos, permanentes. A manera de ejemplo, requerimos del calcio que nos suministran los alimentos animales y vegetales, tanto como requerimos el amor de los humanos. No podríamos vivir bien sin ellos. Nos hace falta una buena lectura o una conversación agradable, tanto como de la música, el sonido de la naturaleza o los rayos de sol y luna. Nos “rejuvenece” un medio ambiente limpio, tanto como las emociones que nos despiertan las personas con su altruismo.
Y la decisión que aleja la duda; no solo soñar, sino actuar; sentir que tenemos las riendas de nuestra vida; balancear lo que hacemos por los demás con lo que hacemos por nosotros mismos; son para mí algunos de los factores que contribuyen al éxito en mantener la salud o proveer al cuerpo un buen sustrato para curar.
Decía en días pasados en una charla dentro del Congreso Nacional de Fisiatría: “Mantener la salud o curar, es como cultivar arroz” He aquí el texto al respecto:
Se requiere:
Reconocer y actuar al unísono en Espíritu, Mente, Emoción, Cuerpo y Ambiente, logra la autocuración. Con buenas decisiones, sin descartar ningún recurso humano, escogiendo sabia e intuitivamente con el corazón. La razón sabrá poner en práctica esta decisión en el mundo material. El cuerpo ya está diseñado para aprovechar esto en su beneficio y lograr la autocuración. Como anoté en la columna del 18 agosto 2018, no es una panacea, pero si es un camino fiable.
Esta es una invitación a reconocer la red de que formamos parte y que solo uniendo, en vez de separar, en vez de caer en la polarización, lograremos sanar aquella parte de nosotros que está enferma, tanto como la de la humanidad.
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