Le tenemos miedo al Sí por aquello del temor a lo desconocido. En una sociedad acostumbrada al odio al contrario resulta muy difícil convencer a medio país que la paz es un camino posible
Solo nos dejan las migajas de la fiesta. El otro país rural, “corroncho”, de alpargatas y ruanas sirve; pero de experimento social para ver cómo es un país sin guerra
Un país que ya no tiene campesinos ni sector rural, para qué se ocupa de negociar con unos “revoltosos” si hay cosas más importantes: la clavícula de James o las predecibles gambetas de Cuadrado
En el mapa político en el Caribe los apellidos en la política son rotativos, como una vieja película que se repite en el único “cinema paraíso” del pueblo