No voté por Iván Duque, ni he votado por ninguno del partido de Gobierno, y hasta el momento tampoco lo haría, he sido retractor de sus propuestas, de los proyectos y de la gran mayoría de decisiones que ha tomado para dirigir el país. Asumo que su liderazgo ha sido opacado por las mismas condiciones por las que fue elegido. Al presidente lo atacan por todos los frentes, en lo personal, en lo profesional y en lo ideológico, siendo esta ultima la única razón válida para fundamentar la oposición.
Hace aproximadamente dos años perdimos y él fue quien ganó, ¿en qué condiciones? aún no lo sabemos, pero ese fue el resultado, asumimos la derrota y todavía no pasamos el guayabo de estar tan cerca de un triunfo que hubiese sido histórico.
Hoy, en un país que se prepara para la batalla y que se acuartela casi que para esperar lo peor, me adhiero a Duque, me uno como colombiano, es el momento de darle valor a lo humano y acojo las directrices que se concierten desde Gobierno Nacional; como diría el profe Antanas “La vida es sagrada”. Es momento de caminar juntos, de dejar la resistencia a un lado y apoyar el gobierno, la pandemia no sabes si eres de izquierda de centro o derecha, después de que pase el Covid-19 habrá momento para saber si el Ñeñe era o no amigo Duque, si Fajardo y EPM incurrieron en un delito por la construcción de la hidroeléctrica de Ituango, si Uribe manipuló o no los testigos o si FECODE educa o adoctrina. En fin, eso puede esperar y yo volveré a tomar distancia de las directrices del Gobierno, eso sí, dentro de un marco legal.
Duque hasta el momento lo ha hecho bien, incluso manifesté que me ha sorprendido, cerró las fronteras y ajustó el precio de la gasolina, quizá, fue tardía la decisión de no recibir vuelos internacionales, pero la puerta no se le podía cerrar en la cara a nuestros compatriotas; a los que pedían cerrar el aeropuerto estaban equivocados pidiéndoselo al presidente, la entidad encargada de tomar ese tipo de determinaciones es Opain, actual administradora del El Dorado.
A Iván Duque lo considero y no quisiera estar en sus zapatos, dirigir un país en medio de una posible crisis sanitaria, una economía que se cae con un efecto domino y seguir pensando el bienestar para todos, es una labor agotadora, lo hemos visto en su físico, las ojeras lo delatan. Sus acercamientos con la alcaldesa Claudia López evidencian la cooperación con la que se debe trabajar en este tipo de situaciones, la llamada de 15 minutos a Gustavo Petro habla bien de usted señor presidente.
La pandemia neutralizó la polarización en la vivíamos y tiene en la lona al populismo, pero nos unió como sociedad, jamás habíamos tenido el reto de vencer un enemigo en común, llegó la hora de ajustarnos a las normas, de pensar en los demás al momento de comprar, de esperar que las Instituciones nos brinden oportunidades para todos, con preferencia a los que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad.
Posdata: Destaco la labor de los estudiantes de ingeniería que están desarrollado los respiradores, una muestra del porque invertir en la educación pública.