La visita que hizo el señor Duque a la Casa Blanca ha dejado sin duda muchas cosas importantes, pero también algunas cosas que llamaron la atención de todos los espectadores y aunque parezcan cosas sencillas y sin importancia, la verdad es que, no es así.
De lo que más se ha comentado en redes y muchos medios ha sido el atuendo que llevó la señora María Juliana Ruiz. La verdad, no es para menos, quizás eso sea lo más importante, pues de la conversación entre Trump y Duque sabemos que el primero diría cualquier cosa y el segundo solo diría sí señor, además de enviar algún saludo y un abrazo.
Así las cosas, sí debemos hablar del atuendo que llevó la señora. Muchos la han criticado y otros tantos han salido a decir que referirse a ese tema es algo banal y puede que así lo sea, pero ¿acaso los colombianos no votaron por la banal? Debemos recordar que la política se encuentra algo lejos de la intelectualidad y que los colombianos no votaron por una propuesta política elocuentemente expuesta y desarrollada, no. Los colombianos votaron por un personaje que llevaba cantantes vallenatos a sus mítines políticos, y que tocaba la guitarra y hacía trucos de magia y daba cabecitas a un balón de fútbol. Por eso votaron los colombianos, por pura y simple seducción, por banalidades.
La política hoy se entiende como política pop o show política, en donde lo interesante no es la propuesta política o de gobierno, si no el seducir al elector, y en Colombia eso es lo que se ha hecho, entretenerlo y seducirlo, mientras los hechos políticos se desarrollan lejos de su atención, de tal manera, que este no reaccione ante la mala y desastrosa gestión. Ejemplos tenemos muchos, los asesinatos de testigos en contra de los Uribe, y por Odebrecht, el desastre del río Cauca, la situación de la educación, la eliminación de subsidios, el aumento de impuestos, el asesinato de líderes sociales y un extenso etc.
Ahora bien, la discusión del atuendo de la señora no es banal si tenemos en cuenta que la estética siempre ha sido un elemento importante desde el nacimiento mismo de la humanidad. Por otra parte, en relaciones públicas y en comunicación política y en gestión de imagen pública se sabe que, el lenguaje corporal y eso incluye a la vestimenta son de extrema importancia, pues transmiten sensaciones e ideas. Recordemos el infortunado comportamiento de Duque con el Rey de España y con los señores del Real Madrid, ahí quedó en evidencia un niño deslumbrado, inexperto y fácilmente maleable.
El lenguaje corporal y la vestimenta es algo que se conoce muy bien en los negocios privados, pregunte en una escuela de negocios y sabrá que en las mejores es algo que hoy se investiga y se estudia. Piense ahora que esa señora, con ese atuendo se presenta ante usted en una entrevista de trabajo ¿no se usted que haría? Pero, en mi caso la rechazo inmediatamente.
Según dijo al periódico El Tiempo, el señor Francisco Leal de la casa Leal Daccarett, diseñador del traje, este atuendo se hizo “con la idea de transmitir no solo la juventud de la pareja presidencial, sino también que somos una república fresca y joven". ¿Ven que no es un tema tan banal? Pero la cuestión es que lejos de transmitir juventud y frescura, lo que se transmitió fue inexperiencia, y francamente se hizo el ridículo, así de sencillo.
A mi modo de ver hay dos cuestiones importantes aquí:
La primera es: ¿debemos seguir teniendo y manteniendo en un pedestal y con grandes focos las figura de “primera dama”? La verdad, usted no vota por la esposa de nadie ni por el marido de nadie, por lo que creo es algo que a futuro debería dejar de existir, eso sería un gran avance democrático, pues quien es la pareja de quien, no nos debería importar, pero sé que, en este aspecto, estoy siendo soñador e ingenuo. Esto es Colombia.
La segunda es: ¿por qué se hace tanto el ridículo? Y la respuesta que tengo es que, se debe fundamentalmente, a un arribismo, dicho de otra manera, a que se tiene un afán por llegar a ser de la nobleza o la élite mundial, y por lo cual se desprecia y se niega lo que se es. Que diferencia tan grande hay entre estos personajes ridículos y un Evo Morales o un Correa, llevando esos atuendos que recuerdan sus tradiciones indígenas, y los lucen con elegancia y pulcritud. Y recordemos la elegancia con la que Gabo llevó siempre la guayabera, incluso en 1982 cuando recibió el Nobel.
No, no es una cosa banal, es un reflejo de la sociedad ridícula y enferma en la que nos hemos sumergido, en donde se vota contra la paz, en donde una consulta contra la corrupción se desecha, en donde se asesinan líderes sociales y se secan ríos etc. A pesar de todo esto, creo que aún podemos cambiar el rumbo y sacar de las instituciones a estos sinvergüenzas.