Antioquia es considerada como la “casa natal del No”. El 2 de octubre del 2016 el no se impuso con 1.057.483 votos en un plebiscito donde la gente salió a votar “verraca”. Los resultados arrojaron que el 62% de los antioqueños que concurrieron a las urnas no estaban conformes con el acuerdo de paz suscrito entre Santos y las Farc. Esos resultados desequilibraron la balanza a nivel nacional confirmando que Antioquia es el departamento donde habita el uribismo más ideológico. Tras estos resultados el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) se estrenó electoralmente en las elecciones legislativas de 2018 con unos resultados marginales. A Farc le fue muy mal en Antioquia en su primera experiencia electoral ya que sus resultados a Cámara (6.106 votos) y a Senado (2.622) no representaron más del 0,34% de la votación total registrada en el departamento (similar a la tendencia nacional a Senado).
Buscando remontar los resultados arrojados en las últimas elecciones legislativas y establecer una curva de crecimiento que les permita continuar como partido político en el mediano y largo plazo, para estas elecciones regionales, el partido de la rosa tiene gran parte de sus apuestas electorales concentradas en los territorios donde actualmente se adelantan procesos de reincorporación desde los denominados Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación ubicados en las subregiones del Norte, Nordeste, Occidente y Urabá; asimismo, en los municipios de Medellín y el Área Metropolitana. En total, los comunes cuenta con doce listas cerradas al Concejo, una lista cerrada a la Asamblea Departamental y un solo candidato a alcaldía (de 124 posibles). Aunque no son muchos candidatos y el partido no integró coaliciones visibles con otros partidos, sus listas incluyen exguerrilleros, líderes sindicales y recientes militantes que pretender enviar un mensaje de reconciliación y apertura en un territorio donde ser anti-Farc es política y electoralmente rentable.
Como forma de acercar su agenda a la ciudadanía los diferentes candidatos de Farc han participado en foros, actividades públicas de proselitismo y han ocupado espacios en medios de comunicación alternativos para presentar sus propuestas y hacer realidad su eslogan de transitar hacia “una nueva forma de hacer política”. Por ejemplo, en la mañana del miércoles 9 de octubre, los diferentes candidatos del partido caminaron por las principales calles del centro de Medellín pegando afiches, repartiendo volantes y conversando con los habitantes de la ciudad sobre su propuesta. Así se hace realidad uno de los principales objetivos del acuerdo de paz en su intención de cambiar las balas por los votos y abrir espacios de participación para los exguerrilleros y ahora militantes del partido. Igualmente, se promueven procesos de acercamiento que buscan bajar el nivel de estigmatización social y el rechazo que la participación de los exguerrilleros sigue generando entre muchos antioqueños. Aunque pasarán generaciones antes de que el partido nacido de la exguerrilla pueda ser una alternativa real de poder (si lo logran), ya se están dando los primeros pasos en medio de una sociedad que sigue dividida por el proceso de paz.