Lo Bueno
Lo que hace dos semanas parecía ser una liga ya decantada a favor de un equipo, es, al día de hoy, la liga más apretada del continente europeo. La trigésimo cuarta fecha del certamen es prueba fehaciente de que los 3 equipos aspirantes han puesto toda la carne sobre la asador. El Barcelona, que venía hilando una serie de derrotas consecutivas, descargó toda su frustración contra un Deportivo La Coruña que poco pudo hacer ante la contundencia del equipo Catalán. El Real Madrid, ante el Villareal, mostró sus credenciales como serio aspirante al título, e hizo gala de buen fútbol manifestando su tenacidad e intención de no claudicar en la carrera por el trofeo. El Atlético de Madrid no se quedó atrás: a pesar de manejar un discurso 'despistante' que busca ponerle la presión al rival, es claro que dentro de los planes del Cholo está ganar la liga local, así este diga que le basta con clasificar a la Champions. Así lo demostró ganándole a un rival que nunca deja de ser fuerte como lo es el Athletic de Bilbao.
Por más de que muchos quisieran que su equipo favorito ya hubiese ganado la liga, considero positivo el hecho que esté tan apretada; le agrega emoción al espectáculo, le imprime riesgo y tensión a cada partido. Al final gana el público y también gana el fútbol, porque los equipos están obligados a exhibir su mejor versión en esta carrera que parece se va a definir por 'photofinish'.
Lo Malo
Con la llegada de Zidane, pareciera que la dirección técnica del Madrid ha adquirido cierta independencia de criterio que antes no tenía. El técnico galo le ha imprimido más equilibrio entre lineas al equipo de la capital española. El primer sacrificado de esto ha sido James Rodríguez, quien ha visto relegado su rol en el equipo a la suplencia, como un buen revulsivo en caso de necesitar ampliación ofensiva. Me explico. Zidane, en su afán por lograr el añorado equilibrio, ha optado por jugar con Casemiro, un volante con eminentes calidades defensivas, en detrimento de James, quien destaca en la parte ofensiva. El director técnico francés es consciente de que hay un superávit de delanteros y jugadores de corte ofensivo en el Real Madrid, especialmente ocasionado por los caprichos del presidente del Club, quien en su afán mercantilista ha fichado jugadores con enorme potencial comercial (la mayoría de cualidades ofensivas) sin tener en cuenta las verdaderas necesidades del equipo, y al final ha tenido que hacer descartes y recortar el frente de ataque de la escuadra blanca.
Para la mayoría es claro que James está a buen nivel futbolístico: sus cifras lo avalan, por eso creo que su ostracismo en el banquillo vikingo no obedece a una posible desavenencia con el técnico o al "bajo nivel" del jugador, por más que más de que algún medio español quiera venderlo así. Su suplencia obedece estrictamente a razones tácticas, que además han resultado ser efectivas. Tal vez es hora de que nuestro jugador piense en la posibilidad de cambiar de aires futbolísticos, ya que en verdad está en capacidad de jugar en el equipo que le plazca, y no tener que sufrir por las, muchas veces, desacertadas decisiones comerciales (y no futbolísticas) del presidente de la entidad.
Lo Feo
Es triste ver cómo las redes sociales y los comentarios en la web se han vuelto cada vez más violentos por el odio alimentado entre los hinchas de Barcelona y Real Madrid. Entiendo que el fútbol en España y las rivalidades que se generan en él pueden ser una válvula de escape del conflicto independentista que se libra en el país Ibérico, y que como tal el fútbol no sea más que otro frente de batalla donde se libra este conflicto. Sin embargo, lo anterior no puede ser óbice para que el fútbol se convierta en un escenario de odio y de insultos. Gane quien gane, debe primar la deportividad y la caballerosidad. Los comentarios ofensivos son el primer conato de formas de violencia más peligrosas que se van gestando. Erradiquemos la violencia ya del fútbol, felicitemos al rival por su buena labor, y a riesgo de caer en un lugar común, recordemos que "el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes".
