No es coincidencia que la Universidad de los Andes festeje, en este 2018, 70 años de su fundación, cuando igualmente se conmemoraron 70 años del magnicidio de mi padre, Jorge Eliécer Gaitán. Tampoco es azar que las cadenas radiales RCN y Caracol hubieran celebrado 70 años de fundadas.
En alguna ocasión, en París, el entonces embajador de Colombia en Francia, Mario Laserna, me contó que, pasado el asesinato de mi padre el 9 de abril de 1948, Alberto Lleras Camargo se reunió con él, en un encuentro al cual también asistió el entonces muy joven Álvaro Castaño Castillo, que se desempeñaba como asistente de Laserna.
Alberto Lleras Camargo había convocado a Mario Laserna para hacer un análisis de por qué y cómo Jorge Eliécer Gaitán estuvo a punto de derrocar a la dirigencia tradicional liberal-conservadora.
Sacaron como conclusión —me dijo Mario— que la razón era que Gaitán era el hombre más erudito y culto con que, en ese momento, contaba Colombia y que su formación académica le había permitido no solo comprender a fondo las variables de la vida económica, política y social de la nación, sino que, además, gracias a sus profundos conocimientos de psiquiatría, había penetrado la conciencia del pueblo colombiano, diseñando una estrategia de combate que había puesto en jaque mate a las élites colombianas. Agregó Mario que también destacaron el hecho de que la mayoría de los dirigentes tradicionales no había terminado el bachillerato. Fue entonces cuando pensaron que se hacía necesario fundar una nueva universidad, orientada por la clase dirigente para educar a sus hijos. Así, el 16 de noviembre de 1948, fue puesta en marcha la Universidad de los Andes.
En diciembre de 2013, recibí en mi casa el año nuevo junto con Álvaro Castaño Castillo, la pintora Amelia Cajigas – ya fallecida – y la intelectual Brigitte Neisa, quien vive y no me dejará mentir.
Álvaro nos contó exactamente lo mismo que ya yo había oído de boca de Mario Laserna. De modo que la sombra de mi padre, Jorge Eliécer Gaitán, aún después de muerto, siguió desvelando al establecimiento colombiano.
La versión que sobre los orígenes de Los Andes aparece en su página web señala que fue “fundada el 16 de noviembre de 1948 por un grupo de jóvenes liderado por Mario Laserna Pinzón” y añaden: “la Universidad de los Andes es la primera institución de educación superior privada en Colombia de carácter laico e independiente de los partidos políticos, ajena a defender los intereses de algún grupo social o económico”.
Subliminalmente se entiende que era una reacción al hecho de que, por los años 40, los estudiantes estaban íntimamente ligados a la política, sin olvidar que Gaitán, en el periódico Jornada —vocero del gaitanismo— pregonaba la importancia de que los universitarios se involucraran activamente en la vida del país, incluyendo la militancia política.
Alberto Lleras Camargo estimula entonces a Mario Laserna a promover la creación de una universidad para formar jóvenes “apolíticos”, para que el país fuera manejado por tecnócratas y no por idealistas, de corte norteamericano, ya que Lleras Camargo fungió siempre como ejecutor de la voluntad de la dirigencia norteamericana, por lo que, en aquel entonces, el común de la gente lo llamaba Mr. Lleras y Gaitán se refería a él diciendo que era “un hombre con alma de secretario”.
En Madrid, España, en el año 1977, Carlos Ardila Lülle, estando Carlos Upegui presente —quien para ese momento era el director del grupo Ardila Lülle—, me contó que RCN radio se creó en 1948 como una unión de varias emisoras, para imitar —desde el sector capitalista— lo que Jorge Eliécer Gaitán había realizado desde el lado revolucionario y que fue, según Ardila, el medio que empleó el gaitanismo para poner al borde de la derrota inminente al sistema imperante.
En efecto, el líder popular recorrió el territorio nacional para conformar una red de pequeñas emisoras cuyos dueños se incorporaron al gaitanismo. Cada viernes, Gaitán pronunciaba discursos para crear consciencia política desde el bello Teatro Municipal de Bogotá, que quedaba en lo que hoy es la Plaza de Armas del Palacio Presidencial y que Laureano Gómez hizo demoler para borrar la memoria de aquellos “viernes culturales”, como se llamaban las conferencias semanales de las que estaba pendiente todo el país.
Las palabras del líder popular eran retransmitidas a toda Colombia a través de esa red popular de pequeñas emisoras particulares, sirviendo también como herramienta de organización del movimiento gaitanista.
Ardila Lülle me dijo que a esa “genial idea” (sic) se debía el avasallador triunfo de Gaitán y que fue gracias a esa cadena de emisoras gaitanistas que el movimiento que presidía el líder popular había logrado derrotar en las urnas, en 1947, las listas liberales y conservadoras, y que, “para colmo de males” (sic), ese mismo año le había permitido al gaitanismo ganar las elecciones de concejos en muchos municipios netamente conservadores. Me lo dijo sin ocultar una gran admiración por mi padre, que dejó consignada en una carta que conservo, donde destaca la inteligencia y capacidad estratégica de mi padre, que se había ingeniado, con esa cadena de radios populares, la manera de romper el cerco de la entonces llamada Gran Prensa.
En Wikipedia se lee que “RCN Radio (Radio Cadena Nacional) es una cadena radial colombiana que apareció en 1948 como una unión de varias emisoras para transmitir el Primer Congreso Eucarístico que tuvo lugar en Cali…” (no hay que olvidar que ese Congreso se hizo para afianzar el gobierno de Unión Nacional presidido Ospina Pérez).
Y continúa anotando Wikipedia: “Luego los promotores de esa unión temporal buscaron inversionistas en Medellín para hacer de la Cadena una empresa; la primera del país. La Textilera Fabricato aceptó la invitación de vincularse y adquirió la mitad del capital de la nueva empresa y se dio entonces vida jurídica a RCN. La nueva sociedad tuvo como emisoras matrices a Nueva Granada en Bogotá (hoy RCN Bogotá) y La Voz de Medellín (hoy RCN Medellín) en la capital antioqueña”.
Estaban copiando el método de comunicación radial del gaitanismo. Por eso se lee a continuación de la nota en Wikipedia: “El comienzo de la nueva empresa radial no fue fácil, pues los hechos violentos del 9 de abril de 1948 repercutieron en un fuerte control hacia la radio, lo que dificultó las labores iniciales”.
La idea de imitar la cadena informal del gaitanismo hizo carrera en Antioquia y es así cómo, también en 1948, nace Caracol radio, que en su página web señalará que: “En la celebración del cumpleaños 70 de Caracol Radio, los sonidos que marcaron la historia de Colombia se reunieron en un segmento que transporta a los oyentes por siete décadas, que tuvieron a Colombia el borde del abismo…”. Y agregan: “Caracol Radio es un sistema de estaciones de radio que cubre todo el territorio colombiano”. Igual que la red radial gaitanista que los inspiró.
Más adelante señalan: “Caracol Radio nació en Medellín en 1948 como Cadena Radial Colombiana S.A., cuando el 50% de Emisoras Nuevo Mundo (fundada en 1945 por la Sociedad de Radiodifusión Interamericana) de Bogotá fue adquirido por La Voz de Antioquia. A finales de ese año se unió Radio Cacique de Ibagué. La cadena perteneció, primero a Coltejer que era propietaria de la Voz de Antioquia, después a un grupo de empresarios encabezado por Fernando Londoño Henao y Alfonso López Michelsen.
López Michelsen no podía permanecer ajeno a la creación de esta cadena, ya que fue uno de los primeros en detectar la penetración del gaitanismo en todo el territorio nacional, a través de su red de pequeñas emisoras. En su libro Esbozos y Atisbos, en la crónica referida a Jorge Eliécer Gaitán, dirá López: “Las dimensiones de la Colombia contemporánea nos impiden justipreciar una trayectoria vital de tan hondo significado histórico como la carrera pública de Jorge Eliécer Gaitán”. Y continuará anotando más adelante:
“Predicar contra la injusticia social en medio de una pobreza generalizada explica la ausencia de dirigentes de calado social, ajenos a todo sectarismo partidista y justifica, en cierto modo, las salidas y regresos de Gaitán al solar liberal. Era un socialista, como lo demostró con su tesis de grado, que periódicamente llegaba a la conclusión de que era más viable socializar al país al amparo de las lealtades liberales, como ya lo habían hecho los prohombres del siglo anterior, que fundar un partido nuevo que no llegaba al corazón de las multitudes, porque su denuncia tropezaba con una masa inerte aferrada a los prejuicios partidistas… El fenómeno Gaitán, que bien merece tal calificativo, fue adquiriendo proporciones gigantescas”.
“… En una de aquellas últimas semanas de la campaña me encontraba yo en la población de los Venados, en jurisdicción del actual departamento del Cesar, enclavada en las sabanas de Camperucho, a donde yo había ido de cacería, y me sorprendió el fervor con que los campesinos de la aldea, perdidos en aquella inmensidad, escuchaban agolpados en la única casa en donde había un radio de onda corta, las palabras del caudillo, en una manifestación en Bogotá (las negrillas y el subrayado son nuestras). El entusiasmo y las exclamaciones de regocijo eran tales que, a la mañana siguiente, le envié un cable a mi padre, transmitiéndole mi convencimiento de que el partido se dividiría por iguales partes entre los dos contendores”.
La oligarquía se detuvo a estudiar las estrategias de lucha de Gaitán. No así la izquierda. Por eso la derecha ha logrado distorsionarlo y se ha empeñado o bien en “gaitanear” o en cometer memoricidio, mientras que a la izquierda no le ha interesado rescatar su memoria en forma sistemática y orgánica, para aprender de sus logros y estudiar, seria y detenidamente, su cuerpo de doctrina científico, que guió su lucha en forma exitosa.