Hoy en la agenda pública del país se está hablando del proyecto de ley que prohíbe el matrimonio infantil, una iniciativa que busca evitar que niños, niñas y adolescentes contraigan este tipo de compromisos que el año pasado contó a 114 niños dentro de ellos, una situación que es legal en el país desde 1887.
No es comprensible cómo en nuestro país aún se tengan en cuenta disposiciones en temas de protección y defensa de los menores de hace 130 años, más por los cambios de época y el conocimiento que esto ha permitido sobre las cuestiones psicológicas y biológicas de la humanidad y en particular de los menores de edad.
En ese escenario es una obligación del Estado ampliar la protección de derechos de los menores de edad y brindarles garantías para un desarrollo optimo dentro de la sociedad.
Dentro de la discusión que ha surgido en el país en torno al tema se hace importante revisar la iniciativa de Proyecto de Ley adelantado por la Representante a la Cámara Karyme Cotes Martínez, el cual pretende modificar la edad de consentimiento sexual de niños, niñas y adolescentes en Colombia.
Pero, ¿de qué se trata? Y ¿Por qué es importante esta iniciativa?
En Colombia, la Ley 599 del año 2.000 reza que “el que acceda carnalmente a persona menor de catorce (14) años, incurrirá en prisión de doce (12) a veinte (20) años”. En ese sentido, lo que señala la ley es que en Colombia es legal que una persona de cualquier edad tenga relaciones sexuales consentidas con una de catorce años en adelante. Entonces lo que busca el proyecto de la Representante Cotes es aumentar esa edad de 14 a 16 años.
Muchos dirán, “pero son dos años no más”, otros que “a los 14 ya se está preparado para tener relaciones íntimas” y quizá de forma biológica un poco, aunque no del todo. Pero más allá de lo biológico, entender la dimensión de a los catorce años relacionarse íntimamente con una de 30, que pareciera exagerado el ejemplo en los rangos de edades pero que es lo más común en la vida real, es otra cosa.
Lo que sí es cierto, es que la edad de catorce (14) años establecida por las normas actuales y vigentes como la edad para otorgar el consentimiento sexual ha demostrado ser incapaz de controlar el problema de la sexualidad en la niñez, de los embarazos adolescentes, con todas las consecuencias que ello trae y, así lo demuestran las cifras del DANE.
Se ha demostrado que la actividad sexual temprana en la adolescencia representa un problema de salud pública por cuanto es causa de otros flagelos como embarazo adolescente, problemas familiares, económicos y hasta sociales, en la medida en que un embarazo adolescente representa inevitablemente un retraso en la formación educativa de los niños, niñas y adolescentes y un aumento en las dificultades y complejidades en la toma de decisiones para la escogencia de su formación socio ocupacional.
A modo de dato, en 2020 nacieron 629.402 bebés, de los cuales 114.973 fueron de niñas y jóvenes en edades que entre los 10 y los 19 años, lo que lleva a afirmar que casi el 19% de los partos que ocurren en Colombia son de madres entre los 10 y 19 años, lo que indica que 4.301 niñas menores de 14 años tuvieron un bebé en el año 2020.Lo peor del dato anterior, es que en casi 99% de los casos el embarazo se da con una persona adulta.
Es comprensible y razonable aumentar la edad de consentimiento, por lo menos los dos años propuestos por la Representante Cotes, y si bien desde afuera nos pareciera lo más razonable y de hecho un poco conservador (por no plantear en aumentarse a los 18 años), la propuesta del Proyecto de Ley ha sido la más ajustada a la realidad de nuestro contexto, porque si bien repito, nos parecería sensato aumentar en dos años la edad de consentimiento sexual, el trámite de este proyecto, al igual que lo sucedido con el del matrimonio infantil, no ha sido tan tranquilo y aceptado en el congreso de la república.
Nunca serán suficientes los esfuerzos para proteger a la niñez y juventud de nuestro país, pero iniciativas como la del matrimonio infantil y esta de aumentar la edad de consentimiento sexual de la Representante Cotes, nos acercan a tener un Estado que brinde mayores garantías y protección de derechos a los menores, que son los más vulnerables y que más hay que cuidar para garantizar el futuro de nuestra sociedad.