Una vergüenza lo que pasó en el Bernabeu. El Bayern de Munich, como en el Allianz Arena, era superior hasta que fue expulsado un jugador. Esta vez fue Vidal. Iban 2-1 y los alemanes ya estaban listos para dar la estocada final. Faltaban solo diez minutos y los españoles temblaban. Unos minutos antes Casemiro le había entrado feo a Robben. Ya tenía amarilla pero el húngaro Viktor Kassai decidió perdonarlo. Cinco minutos después Vidal robó muy bien la pelota a Asensio, ni siquiera tocó al español pero le sacó la segunda amarilla. Todo cambiaba para los de Ancelotti.
Igual, con 10, se veía fuerte el Bayern hasta que Cristiano Ronaldo recibió en claro fuera del lugar y marcó. De ahí para arriba el Bayern bajó los brazos. Una vergüenza lo que está pasando con el arbitraje en Europa. Hace un mes fue el Barcelona el que recibió una ayuda descarada y ahora son sus rivales eternos. Da vergueza ver como hinchas colombianos celebran a rabiar la victoria cuando no tienen porque hacerlo. Las razones son más que claras: No son españoles, la victoria estuvo viciada por un mal arbitraje y, lo más grave, cada victoria de Zidane es una paletada de arena a James.
Increíble que James sea el tercer cambio del equipo. Increíble el irrespeto, la pordebajeada de Zidane. No puede ser que el goleador del último mundial sea menos que Lucas Vásquez, Asensio o Kovacevic. Hoy casi tiene el Madrid cuatro cambios y ni ahí apareció James. El colombiano no celebró ninguno de los goles del Madrid y, acaso, se encontraría con Ancelotti en la pista atlética y le habrá pedido que por favor lo saque de ese infierno que se le ha convertido Madrid.
No hay nada que celebrar. Hoy sólo deberían sentir vergüenza. Pero no la sienten porque el hincha del Madrid, el verdadero, el español, en muchos casos ha sido racista y franquista. Que verguenza. No tienen nada que celebrar.
