Gracias a un colaborador no identificado en las redes sociales he tenido la ocasión de comprobar una vez más la desidia de nuestros gobernantes en lo tocante a educación, esta vez es Barbacoas (Nariño). Tal situación muestra en su cruda realidad la forma cruel e inhumana como sus niños deben educarse en instituciones desvencijadas, en ruinas y carentes de las mínimas condiciones para intentar educarse en contextos de dignidad.
La educación por los cuantiosos recursos que maneja cayó hace muchos años en manos de políticos inescrupulosos que juegan una y otra vez con el futuro de las nuevas generaciones y afectan el desarrollo normal de las sociedades. Hoy para ser secretario de educación o hacer parte de su nómina se requiere la palmadita de un político que te otorga tal potestad con la simple condición de desviar recursos para su provecho personal y electoral. Y en vez de secretarios o funcionarios idóneos lo que tenemos son testaferros sin escrúpulos que se tornan sumisos, dóciles y mansos ante su jefe de turno.
Triste realidad que la observamos en los testimonios gráficos de la Institución Educativa Niño Jesús de Praga de Barbacoas, hasta su nombre es una afrenta en un Estado laico, en los cuales claramente puede observarse la realidad de la educación y la manera indigna en que los niños deben intentar educarse. En estas ruinas se expresa el secular abandono de nuestros gobernantes hacia el sector educativo y no precisamente por falta de recursos si no por el saqueo continuo de los mismos, dineros que van a parar a arcas ajenas sin que los entes de control expresen sus hallazgos. Repito que esta denuncia se hace gracias a un colaborador de las redes sociales que por obvios motivos omite su identificación.
Lamentable que esto suceda y mucho más que la sociedad representada en los padres de familia asuman una actitud de silencio y complicidad. Quizás se cansaron de formular sus quejas sin que nadie les preste el debido cuidado y atención. Deplorable que sean los niños quienes deban asumir directamente las consecuencias de una irresponsabilidad política y administrativa; son ellos en carne viva y directa quienes cotidianamente deben soportar la corrupción, el robo, el descaro de los políticos de turno que una y otra vez hacen del presupuesto educativo un fortín para sus propósitos más bajos y sucios.
No es tarde, quizás, para sancionar a los responsables y evitar la continuidad de este impresionante abandono a nuestras instituciones educativas. Esta denuncia debe generar algún tipo de reacción en nuestra sociedad y obligar a los entes de control a un pronunciamiento claro y contundente. ¿Cómo es posible que en la Colombia de hoy continúen ocurriendo estos hechos tan tristes y lamentables sin que nos sintamos tocados en lo más profundo de nuestro ser? Los índices de pobreza y miseria de esta región de Colombia parecen encontrar su origen y explicación en esta perversa forma de educar a sus niños, que crecen con la convicción que la sociedad debe tratarlos de esta forma despótica y cruel asumiendo luego una conducta de complicidad y silencio ante todas las injusticias que carcomen a su gente y a sus pueblos.
Desafortunadamente lo que acontece en la Institución Educativa Niño Jesús de Praga en Barbacoas es común en muchas regiones de Colombia. Pero no por ello se debe acatar como un hecho normal. Se debe señalar culpables, elevar el índice que nos permita identificar a los criminales que permiten y ocultan estas realidades. Los niños de Barbacoas, como todos los niños, merecen respeto y trato digno, y de una vez por todas, los colombianos debemos hacer causa común para impedir que hechos de esta índole continúen ocurriendo en nuestro país. Corrupción y negligencia son las dos caras de la misma moneda que genera pobreza, atraso, miseria e ignorancia.
¿Qué dirán al respecto quienes dirigen los destinos administrativos en Barbacoas?, ¿qué justificación pueden dar para mostrar una realidad educativa tan cruda y vergonzosa?, ¿qué explicación justificaría tanto despropósito? Mil gracias a este valeroso ciudadano que se atrevió a hacer visible la condición deplorable de esta institución educativa, seguramente él nunca será secretario de educación pues en su pueblo para serlo uno de los requisitos parece ser la desmemoria y la complicidad… Mientras tanto los niños de Barbacoas deben vivir en carne propia la desgracia de la política criminal y punible.