El pasado sábado 17 de junio estalló una bomba en uno de los centros comerciales más exclusivos de la ciudad de Bogotá. Como era de esperarse y gracias a la polarización que vive nuestro país los señalamientos no se hicieron esperar. El Nobel señaló de forma temeraria y con una generalización propia de su vocabulario descuidado a los que no quieren la reconciliación del pueblo colombiano, aún me pregunto si se estaría refiriendo a quienes hace unos meses hacíamos una oposición férrea al acuerdo con las FARC, o si por el contrario se refería a aquellos que durante décadas se han esforzado por hacerse merecedores de tan deshonroso título, aunque en verdad no lo creo, los últimos se han convertido en sus mejores amigos, y porque no, hasta sus jefes.
No siendo suficiente con la ocurrencia de este fatídico hecho en que fallecieron 3 personas, entre ellas una ciudadana francesa de tan solo 23 años, el 19 de este mismo mes, tan solo dos días después del atentado en el Andino, fueron secuestrados en el Catatumbo 2 periodistas holandeses por parte del ELN, quienes gracias a Dios fueron liberados cinco días después sin mayor daño que el de haber vivido la peor experiencia de sus vidas en tierras colombianas.
Sin acabar de entender estas vicisitudes, los colombianos quedamos atónitos ante el bochornoso escándalo que protagonizaron varios milicianos de las FARC al ser sorprendidos con 10.000 dólares y 20 millones de pesos en efectivo, cuando se dirigían a disfrutar de las fiestas de San Pedro en Neiva. Y como si este último despropósito no generara suficiente indignación por sí solo, en un comunicado casi inmediato el fiscal general de la nación Néstor Humberto Martínez, afirmó ante la opinión pública que dicha cantidad de dinero hacia parte de los activos líquidos legales de la guerrilla de las FARC, si, leyó bien, legales...
Luego de esta serie de eventos que tendrían lugar solamente en la Colombia de los años 90 donde el terror y el delito gobernaban absolutamente todo el territorio nacional, los colombianos no podemos sentirnos menos que desorientados. Tanto los que votaron Si el pasado 2 de octubre, quienes llenos de esperanza pensaban que luego del acuerdo con las FARC la situación del país mejoraría y nunca se imaginaron que volveríamos al escenario donde los bogotanos tememos ir a un centro comercial por miedo a ser víctimas de un ataque terrorista; Como los que votamos por el No, ya que jamás pesamos que el detrimento de la democracia se fuera a dar de una forma tan acelerada y sobretodo tan descarada.
Luego de analizar estos y otros hechos que día a día ponen a prueba la tolerancia y capacidad de asombro de los colombianos, lo único en lo que el 88% de los colombianos coincidimos, es que las cosas en el país no van por buen camino. La economía está decreciendo, casi todos los gremios estuvieron o están pensando en entrar en paro, el grueso de la población sufre de una carga tributaria que hace de sobrevivir un verdadero desafío y más aún si se tiene una familia que mantener, además de muchos otros oprobios que como colombianos tenemos que soportar a diario.
Y en lo personal no creo que todo esto sea casualidad, la cadencia de los escándalos y las casi imposibles condiciones de vida que tienen que sufrir a diario la mayoría de los colombianos, actúan como el distractor perfecto para que el gobierno nacional y las FARC hagan de las suyas mientras el pueblo esta distraído con el escándalo de turno o está muy ocupado tratando de sobrevivir.
La desesperanza y la desconfianza en las instituciones democráticas es cada día peor, los jóvenes están volviendo a ver como única opción emigrar hacia otros países en busca de oportunidades al darse cuenta del panorama tan desalentador de la economía nacional. La confianza inversionista está decayendo y con ella la capacidad del país de generar empleos, y para completar, luego de que el gobierno de Juan Manuel Santos ha sido el que más dinero ha gastado en publicidad estatal en la historia de Colombia, culpa de todos estos males a una mala estrategia de comunicaciones… Si, así de idiotas creen que somos…
Por eso amigo lector, hoy lo quiero invitar a que evalúe concienzudamente la situación del país, no se quede con lo que le dicen las redes sociales y mucho menos con lo que ve y lee en los medios de comunicación masivos nacionales. Investigue que es lo que ha pasado en Colombia en los últimos años, como se ha desarrollado en verdad el acuerdo con las FARC, etc… Todo esto para que desde ya se comience hacer una idea de quienes son los que están aspirando al poder en las elecciones del 2018, quienes de ellos llegan con propuestas innovadoras, claras y REALISTAS; quienes abogan por una responsable reducción del estado y quienes, por el contrario, buscan una estatización masiva; que candidatos han salido a escuchar al pueblo y a construir de su mano su programa de gobierno y quienes se dedican solamente a gritar desde cualquier tribuna para llamar la atención. Por favor hágalo para que apoye al candidato con las mejores ideas y no al candidato que pretenda llegar a la presidencia mediante ataques al corazón de los colombianos.