En menos de dos semanas y como si se hubieran puesto de acuerdo, el expresidente Álvaro Uribe y el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo han enfilado baterías en contra del alcalde de Medellín Daniel Quintero. Utilizando Empresas Públicas de Medellín (EPM) como caballo de batalla, los dos han lanzado acusaciones en contra del alcalde y hasta la intervención por parte del gobierno nacional en la empresa de servicios públicos se atrevió a pedir el exsenador Uribe. Los ataques sistemáticos primero del expresidente y después del exgobernador están ligados a la ya acalorada contienda por la presidencia de la república, en la cual, la capital de la montaña juega un papel crucial para todo aquel que quiera suceder en la casa de Nariño al ineficiente Iván Duque.
Aunque el expresidente Uribe no será candidato a la presidencia, es claro que quiere seguir gobernando en cuerpo ajeno como lo hace con el actual presidente de la república Iván Duque; por su parte, Fajardo, quien aspirará por segunda vez a ser el máximo gobernante del país, sabe que para lograrlo debe recuperar el terreno que ha perdido en Antioquia. Lea (Antioquia ya no le come cuento a Fajardo). Juntos tienen un “enemigo” en común: Daniel Quintero alcalde de Medellín, quien en términos electorales los derrotó en las pasadas elecciones; relegando al candidato de Uribe (Alfredo Ramos) al segundo lugar y a (Beatriz Rave) candidata de Fajardo a los últimos lugares de la contienda por la alcaldía. Sumado a esto, Quintero desde que llego a gobernar inicio como lo prometió en su campaña una demanda para recuperar los 9.9 billones de pesos producto de los sobrecostos del conocido proyecto Hidroituango, del cual ya la Contraloría General de la Nación imputó cargos contra Fajardo como presunto responsable junto a otros 26 funcionarios entre los cuales se encuentran personas cercanas a Fajardo y Uribe.
Con este panorama, es claro que el candidato que diga Uribe está lejos de alcanzar los 532.329 votos que obtuvo Duque en la primera vuelta por la presidencia en la ciudad de Medellín en el año 2018, o que Fajardo supere los 308.914 que alcanzó en esa misma contienda electoral en la que ambos tenían a su manera un aliado en la alcaldía. Si se tiene en cuenta que Fajardo estuvo a punto de pasar a segunda vuelta y que el uribismo le debe en gran parte a los paisas el haber ganado las elecciones presidenciales en el 2018, es claro que el enemigo a vencer antes del 2022 es el hoy alcalde de Medellín, quien surge como la única obstrucción del llamado candidato de centro y el de la extrema derecha. Paradójicamente, Fajardo y Uribe insisten en culpar a Daniel Quintero del supuesto mal momento que hoy vive la ciudad, cuando han sido ellos quienes la han gobernado durante las últimas dos décadas y además son quienes hoy los organicismos de control tienen bajo la mira como presuntos responsables de las ya conocidas malas daciones de ellos o de sus funcionarios que estuvieron bajo su cargo.
Así las cosas, lo que ahora veremos será el desespero por parte de Uribe y Fajardo intentando culpar a Daniel de cualquier decisión que el mandatario tome. Siendo honestos, es la única manera que les queda para estar vigentes ante una ciudad que ya les dijo en las urnas que ya no les come cuento.