Gran expectativa ha generado la audiencia de legalización de captura de los funcionarios judiciales que fueron detenidos por su presunta responsabilidad en los delitos de concierto para delinquir, falsedad ideológica en documento público, prevaricato por acción, concusión, cohecho, revelación de secreto y tráfico de influencias.
La secretaria del juzgado 26; el secretario del juzgado 55; dos notificadores; cuatro funcionarios judiciales, un estudiante de derecho y los jueces 26 y 38 de garantías, estarán en el banquillo en una de las salas de audiencias, desde donde alguna vez los acusados impartieron justicia.
El ambiente es de tensión y hay una nutrida presencia agentes de la Sijin que custodian el acceso a la sala, restringido para los medios de comunicación en la primera etapa de la diligencia. Por todo el edificio rondan funcionarios y curiosos que comentan que es un golpe muy fuerte para la imagen de la rama judicial. La caras largas de los acusados son la antesala de un largo proceso que les podría costar entre diez y quince años de cárcel, por aparentemente haber recibido favores económicos a cambio amañar sus decisiones.
Las capturas se hicieron de forma simultánea para no entorpecer el operativo. A las 7:30 de la mañana de este jueves, los procesados fueron abordados por cerca de 50 agentes de la Dijin que participaron en la redada que se desplegó hacia sus lugares de residencia y a sus mismos puestos de trabajo.
El juez 26, Francisco Javier Barbon, fue capturado a la salida del centro comercial Calima y el Juez 38, Ricardo del Cristo Rodríguez, en su despacho en el complejo judicial de Paloqemao.
Según investigadores que participaron en el operativo, se les venia haciendo seguimiento desde hace mas de un año e incluso lograron infiltrar agentes para lograr recolectar material probatorio y llegar al fondo de la red que se había tejido en el seno del aparato judicial.
Hoy se realizara la legalización de los allanamientos y las capturas y mientras se decide si serán trasladados a una cárcel, pasaran la noche en los calabozos de la Dijin, ubicados en la estación de policía de los Mártires en el centro de la ciudad de Bogota.
Foto Revista Semana