Hace frío en Bogotá. Hay que tener ganas de salir de la casa. Hay que tener coraje para ir al centro. Pocos se atreven. Sin embargo, el centro, inmune a aguaceros, está lleno de gente. Estamos en la séptima peatonal con la calle 14, frente al Parque Santander y quedan pocos estudiantes que deciden pasar sus tardes de hastío en el Museo del Oro.
Los que más se ven, sí son los jugadores de ruleta. El casino abierto de Bogotá. La apuesta arranca desde los 200 pesos. Las promesas de los dueños de la ruleta es que, si apuestas 5.000 pesos, te puedes ganar 100 mil. Las fichas se las dan a los jugadores. Los moscas, cómplices de los hombres que juegan ruleta, hacen la farsa de que están ganando. Son el gancho para atraer incautos. Para enganchar jugadores, regalan hasta monedas de 500.
En este video se ve cómo roban a la gente, cómo son sus tácticas, cómo burlan a la policía y cómo despluman, sacando 500 pesos en adelante, a sus potenciales víctimas. El ambiente no puede ser más turbio. La policía ronda, incluso en este video se puede ver cómo un agente ‘raquetea’ a una mujer sospechosa de tener drogas.
Aunque prometen mucho, en el casino callejero está comprobado que nadie gana nada, solo los dueños de la ruleta. Así es el negocio: