Este año no se vieron aglomeraciones, procesiones ni obras teatrales para revivir la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Sin embargo, desde sus hogares cada uno de los feligreses a su manera ha vivido esta fecha importante para los católicos.
Debido al aislamiento preventivo en el que se encuentra el país las actividades religiosas fueron suspendidas en el corregimiento y las puertas de la única iglesia de este lugar permanecen cerradas desde finales de marzo.
Con mensajes y altares han pedido por medio de oraciones y cantos a Dios para que todo vuelva a la normalidad.
Durante la celebración del Domingo de Ramos, las puertas y ventanas de los hogares fueron adornadas con ramos de eucalipto, romero, entre otras plantas medicinales, los cuales fueron bendecidos por el párroco Nelson de Jesús Quinchia a través del altavoz de la iglesia y con los cuales diariamente se realizan sahumerios para alejar las afectaciones a la salud de los residentes de este resguardo indígena ubicado aproximadamente a 30 kilómetros de Popayán, donde ya se registran 14 casos de Covid19.
De esa misma manera, el Jueves Santo con el apoyo de la Policía Nacional el sacerdote recorrió las calles del pueblo para bendecir a las familias puraceñas que este año no pudieron acudir al templo.
Asimismo el Viernes Santo los crucifijos permanecieron durante todo el día en las puertas principales de los hogares en conmemoración de la muerte de Jesús.
Las tradicionales celebraciones de Semana Santa en Puracé fueron desarrolladas a puerta cerrada y los puraceños han acompañando a través de las redes sociales, la radio y la televisión las diferentes liturgias y ritos que se realizan por estos días, con la esperanza de pronto volver al templo que conserva 300 años de tradición al oriente caucano.
Además de ello todos los días a las 8 de la noche las familias se unen en cadena de oración para que pronto la pandemia termine y las familias puedan unirse nuevamente.