Guainía se convirtió en departamento, al igual que las demás comisarías e intendencias, el 4 de julio de 1994, en la Asamblea Nacional Constituyente. A partir de allí ha tenido siete gobernadores, que han sido investigados, procesados y condenados disciplinariamente y algunos penalmente. La mayoría de ellos han sido elegidos de una manera muy particular: a través de la compra de votos, ya sea en efectivo o por medio de bienes e insumos como cemento, láminas de zinc o mercados.
Una semana antes de los comicios electorales, arriban al puerto de Inírida indígenas y colonos asentados en las riberas de los ríos Inírida, Atabapo y Guaviare, a quienes casi que reciben en calle de honor. Ellos son muy importantes, ya que sumarán votos para los candidatos. De hecho, previamente han sido visitados en sus comunidades y han negociado con los candidatos su participación en la gesta electoral, violando todo principio de autonomía y convirtiéndose en idiotas útiles.
Estas calles de recibimiento están conformadas por jóvenes y jovencitas que están al mando de un adulto que les indica lo que deben hacer. Todos están identificados con camisetas y gorras del candidato. Su labor es indicarle a los recién llegados qué camión o camioneta abordar.
De allí son trasladados a sitios de hospedaje, casas, casas lote, incluso sitios que han servido para la recreación nocturna de los iniridenses, lugares que no cuentan con las condiciones de salubridad como las suficientes unidades sanitarias para albergar a familias con sus hijos. Esto sucede ante la mirada indiferente de las autoridades que han permitido por años que esto continúe.
En la noche del sábado y en la mañana del día de elecciones, en estos albergues improvisados se le entrega a cada votante un billete de cincuenta mil pesos como parte de lo pactado y luego son llevados en camiones a los sitios de votación, no sin antes darles las instrucciones necesarias para que marquen bien el tarjetón por el candidato altruista que los ha tratado como reyes, trayéndolos a la capital gratis, les ha dado hospedaje, alimentación y dinero por su participación. Esto es lo que muchos llaman con orgullo democracia participativa.