Se imagina pasar un día en uno de los barrios más peligrosos de la capital, el Santa Fe, escuchar las historias de quienes allí pasan sus días y estuvieron en el Bronx, ver el consumo de drogas y sentir la presión de algunas personas que quieran sacarlo del lugar. Eso justamente vivió el creador de contenido bogotano José Ramírez, que decidió adentrarse allí para exponer a través de sus videos una dura realidad que muchos nunca van a conocer.
Fue con un grupo de amigos que lo respaldan y además alguien del sector que lo ayudó a entrar y le dió guía, así lo recomendo José mismo: “Tengamos en cuenta que este lugar es peligroso, entonces, me fui con toda la banda. Recomendación: si van a ir a este lugar, vayan bien acompañados; ya que, este lugar se presta para cosas malas y para robos”, explicó en el video a sus seguidores.
Al intentar adentrarse en el sector la policía los detuvo y les advirtió del peligro del lugar al que iban a meterse pero ellos continuaron su camino con la suerte de encontrar trabajadores, habitantes de calle y otras personas que permanecen allí, quienes estuvieron dispuestas a contarles sus experiencias y los secretos más tétricos que conocían.
La primera anécdota fue de un señor apodado ‘caneco’ que contó los duros momentos que paso en el 2012 cuando vivía en el Bronx antes de ser destruido: “eso fue en el 2012, cuando se prendieron a bala todos los de Homero con los de Manguera y yo estaba en toda la mitad... bala pa´aquí, bala pa’ allá, no se metía ni el Ejército, porque eso era a bala, a granada, de todo (…) Cuando yo viví (en el Bronx, me di cuenta de que) era mentira que había culebras, que había cocodrilos, lo puedo desmentir porque yo vengo desde el cartucho... la mayoría de cosas que pasaron ahí fue porque tenían que suceder. Eso es mentira, la gente habla por ganar plata o simpatías”. Además, una mañana un hombre mató a otra al lado suyo y le pidió sacar el cadaver.
Otro reciclador de la zona, de nombre ‘niche’ contó que también habían dos pitbull entrenados para matar, que incluso llegaban a comerse la gente. Pero lo peor que llegó a ver en el barrio, fue un hombre que con un rallador rallaba un hueso grande y ese polvo era utilizado como complemento del ‘rinde’ del bazuco. Pero aún no es lo peor.
Según José, de noche, en el barrio Santa Fe, algunas personas son capaces de dar extremidades para seguir consumiendo, asegura que es algo muy pesado y muy deplorable. Incluso, se ha desarrollado un nuevo léxico para no llamar las cosas por su nombre: la línea: el negocio del vicio, los batman: la marca del perico (depende de la olla), la olla: lugar donde lo venden, los carritos: son los que trabajan para los duros. Un lugar que sin duda no es para cualquiera y solo los valientes con ayuda de quienes conocen la zona pueden entrar.
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