En Colombia la democracia es una farsa. En esta segunda entrega les sigo mostrando pruebas y, al final, el gesto de un luchador anónimo, símbolo de dignidad y entereza que todos querrán aplaudir de pie.
CASO 6: FRAUDE EN ACTAS E-14 Y E-24. El 8 de marzo de 1998, a las cuatro de la tarde, cuando se cerraron las urnas, Juan Manuel dejó de ser el muchacho que, con matrícula en mano, pedía limosna en las colas del estadio El Campín para poder estudiar. Se acababa de convertir en uno de los 268 congresistas elegidos popularmente en todo el país. 17.568 personas, en su mayoría habitantes de Ciudad Bolívar, le entregaron su voto de confianza para que los representara en el Congreso de la República. Luego de leer el último boletín de la Registraduría en el que se escrutó el 99,66% de las 9.696 mesas, Juan Manuel Hernández, un joven de esa localidad deprimida de la Capital, que estudió arquitectura en la universidad la Gran Colombia, con su propio esfuerzo, celebró hasta altas horas de la noche su elección como representante a la Cámara por Bogotá, junto a adeptos y familiares. Había alcanzado la última de las 18 curules de esa circunscripción electoral. Ni él mismo lo podía creer, su sueño lejano de llegar a ser algún día, Congresista de la República se había cumplido.
Pero ese sueño duró apenas unas horas. Mientras celebraba su sorprendente triunfo electoral, en la Registraduría de Usaquén, las manos criminales, que sobran en este país, estaban acomodando las votaciones para que Antonio José Pinillos, ubicado esa noche en el puesto 19 de las votaciones, pasara a ocupar la curul 18 de Hernández. Y lo lograron. Al día siguiente cuando abrió las páginas de un periódico para ver su nombre en la lista de elegidos, Juan Manuel se quedó atónito con una noticia según la cual, ya no era Congresista de la República. En la casilla donde mostraban los nombres de los 18 representantes por Bogotá no estaba el suyo. En cambio, aparecía el de Antonio José Pinillos Número 132 en el tarjetón.
¿Qué pasó? Miembros corruptos de la Registraduría de Usaquén o de las comisiones escrutadoras, le vendieron a Pinillos los votos que le faltaron para salir elegido. El fraude se cometió en la trascripción electrónica de 15 de las 118 mesas de votación del puesto 12 de Usaquén, ubicado en el Centro Comercial Unicentro.
¿Cómo se hizo el fraude? Las actas E-14, que llenan y firman los jurados de votación con base en los votos que obtengan los candidatos, fueron adulteradas durante su transcripción electrónica. De este modo, en la mesa 75 el candidato Pinillos aparece con “0” votos pero en el acta “E-24” aparece con 20. En la mesa 77 Pinillos tiene 1 voto y en el E-24 aparece con 9. En la mesa 82 no obtuvo votos pero en el acta E-24 aparece con 16. En la mesa 84 obtuvo cero votos y en el E-24 aparece con 18. Ver pruebas en las siguientes fotografías:
A Enrique Parejo González, A Parmenio Cuéllar, a María Paulina Espinosa, a Pablo Victoria y a otros candidatos, opositores al proceso 8.000, también los sacaron de la lista de elegidos durante la misma noche. A Parejo le sucedió igual que a Juan Manuel Hernández. El día de la elección apareció entre los 100 senadores elegidos y a la mañana siguiente resultó en el puesto 101. No se puede decir que inexplicablemente porque la corrupción electoral en Colombia lo explica todo. También lo explican cientos de actas electorales burdamente adulteradas, como estas que encontré durante la investigación:
En solo 7 mesas electorales al Candidato Enrique Caballero Aduen, años después condenado por la parapolítica, le metieron 700 votos con solo anteponer un número “1” a sus votos obtenidos en las mesas del municipio de Pueblo Viejo Magdalena.
Esto no sucedió solamente con este candidato ni exclusivamente en 1998. Sigue sucediendo. En las últimas elecciones para Congreso de la República, celebradas en 2010 hubo tantas o más irregularidades. A la actual senadora Astrid Sánchez Montes de Oca, del Partido de la U, hermana del exgobernador de Chocó Patrocinio Montes de Oca, condenado por peculado, y del exrepresentante a la Cámara Odín Sánchez Montes de Oca, condenado por parapolítica, le agregaron 4.000 votos correspondientes al mismo número de tarjetas no marcadas en el Departamento de Chocó. Y aunque el Concejo Nacional Electoral le anuló esos 4.000 votos, la honorable congresista heredó la curul que perdió el senador Merlano por tráfico de influencias. La posesionaron como madre de la patria sin sonrojarse.
¿Cómo se cometió el Fraude en favor de la señora Montes de Oca? En los municipios de Sipí, Ríosucio, Medio Baudó, Unguía, Nuquí, Acandí, Medio San Juan, Carmen del Darién, Bahía Solano, Litoral de San Juan, Juradó, Medio Atrato, Bojayá, Río Quito y Alto Baudó, en Chocó, desaparecieron cerca de 4.000 tarjetones no marcados. Curiosamente la misma cifra que le fue agregada a la Honorable Congresista. ¿Pero por qué esta señora no está en la cárcel sino haciendo las leyes de un país? Sencillo: porque las leyes electorales son hechas por corruptos para favorecerse entre sí, bajo premisas inmorales como el yo te ayudo tú me ayudas, yo te protejo tú me proteges, yo te tapo tú me tapas.Y nosotros callados.
Por ello es imposible hacer justicia frente a un fraude. Primero por los tiempos. Para descubrir el Fraude de 1998 tardé 4 años leyendo y comparando 66.000 actas electorales. Pero la ley electoral solo otorga 72 horas para impugnar resultados mediante reclamación escrita durante los escrutinios. Segundo, porque la justicia no actúa. Tan pronto como conocí las irregularidades de la curul 18 me fui a la Fiscalía e instauré demanda penal por fraude electoral contra el Congresista Pinillos. Tardé varios años averiguando qué había pasado con el proceso hasta que el representante cumplió su período de cuatro años como congresista. Nunca sucedió nada. El país los premia con jugosas pensiones. Y nosotros callados.
Como escribió el propio Enrique Parejo González en el prólogo del libro que escribí en 2002 y que lleva el mismo título de esta columna: “En Colombia, se respira un aire de inmoralidad política hace mucho tiempo. La honradez se ha convertido en una excepción, debiendo ser la regla. Por esa razón, quienes respiran ese aire contaminado se habitúan tanto en él, que terminan por no sentir ninguna molestia al respirarlo”. “En Colombia la clase política ha hecho del fraude electoral uno de los instrumentos más idóneos para hacerse a las palancas del poder y mantenerse en él. Desde allí, corrompe todo lo demás”.
En la tercera y última entrega de este informe les contaré sobre otras aberraciones que le dejarán claro la urgencia de arremeter, con toda la dignidad que le quepa en el pecho contra este puñado de delincuentes que se aprovechan de nuestra indiferencia, de nuestro miedo y de nuestra pereza para saquear el dinero de nuestra educación, nuestras obras públicas, nuestra salud.
Los dejo con esta última acta, de San Juan de Palos Prieto, puesto 40, mesa 1, en la que se muestra cómo al candidato Luis Ignacio Vives Lacouture le ponen 30 votos de más, agregándole un 1 a los 3 que había sacado en esa mesa. Casi los mismos votos que equivalen a las 30 tarjetas no marcadas, número que fue burdamente tachado con un “1”. Esto para que sepan porqué las mayorías del Congreso no han querido modernizar un sistema electoral arcaico, corrupto e imperfecto.
Para resaltar y si fuera posible hacer un monumento en nuestro recuerdo, al quijote que en plena época de coacción armada, en una zona donde la compra del voto es la regla, se atrevió a depositar ese solitario voto en blanco que aparece en esta acta. Para ese ser de tremenda estatura moral, para esa persona que conoce la dignidad. Para ese elector ejemplar, consciente, insobornable y libre, todo mi respeto, admiración y aplausos eternos. Nunca sabremos quién es pero su ejemplo vivirá en los corazones de quienes lean esto:
@GustavoBolivar
Vea la primera parte en: www.las2orillas.co/23411