Quizás no sea atrevido decir que, aunque existen grandes éxitos en todas las eras de este género de acordeones, entre los pocos que han dado la vuelta al mundo y han posicionado a Colombia como el país vallenato por excelencia, están los éxitos de Carlos Vives.
Es posible incluso que la canción vallenata que haya abierto las puertas para este género del caribe colombiano en el mundo haya sido “La gota fría”, una canción que derrumbó todo tipo de fronteras en una época en que muy pocos ciudadanos del planeta tierra tenían internet.
Pero “La gota fría”, que se popularizó por una versión del samario, no es una composición de Carlos Vives y el propio músico, entendió que luego de semejante éxito tan grande, no tenía otra alternativa que sentarse a componer.
Así que se reunió con los músicos de su banda, con dos productores que con el tiempo se volverán icónicos en la música colombiana, llamados Iván Benavides y Richard Blair, y se fueron todos a una finca en una zona llamada Santandercito, cerca a Bogotá, para grabar un disco que ahora es una obra maestra en la carrera de Vives: “La tierra del olvido”.
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Así nació la canción que ayudó a que Colombia se reconociera como el país vallenato por excelencia
Carlos Vives estaba en una de las épocas más activas de su vida y ni siquiera la necesidad por componer por primera vez en su carrera, le permitió dedicarse enteramente al proyecto. De día, Carlos Vives trabajaba como productor de La Tele, el programa de Martín de Francisco que luego se convertirá en la caricatura El Siguiente Programa y de noche se reunía con sus compañeros para componer.
Carlos Vives venía de escribir poemas y canciones de rock, pero esto era otra cosa. Lo que sí tenía claro el músico es que quería que fuera una canción muy nostálgica, tanto porque él se sentía así, porque sentía que era la forma en la que también podría hablar de Colombia y de sus raíces.
Así fue como se ingenió una de las frases más bonitas del cancionero popular colombiano: “Siempre voy a regresar a ti, como la luna regresa a los caminos”.
El reconoce que no es un vallenato puro y que “La tierra del olvido” está nutrida también de mucha música cubana y de otras músicas que él escuchaba en la época. Quizás, la clave del enorme impacto internacional que ha tenido la canción, se encuentre allí.
En el libro La fórmula despacito, escrito por la periodista y gestora cultural Leila Cobo de Billboard, Iván Benavides opina que la canción tiene raíces muy conectadas con la literatura de Gabriel García Márquez, en particular con El amor en los tiempos del cólera y que parte del éxito de la canción está en que, a diferencia de otras canciones de la época, la letra habla de un hombre que espera y no de una mujer que espera, que era lo acostumbrado (“así espero tu regreso, a la tierra del olvido”).