Al costado oriental del Parque Metropolitano Simón Bolívar, como si fuese una extensión del espacio recreativo que visitan cientos de miles de ciudadanos todos los fines de semana, se alza una de las construcciones más sorprendentes, visualmente hablando, que existen en Bogotá y Colombia. Con su característica forma de caracol, la Biblioteca Virgilio Barco se convierte en un lugar que, aunque está rodeado por la caótica ciudad, también está envuelto por la tranquilidad de la naturaleza. Diseñada por Rogelio Salmona, su invención marcó un hito en la concepción de espacios destinados al saber, a tal punto, que es considerada un Bien de Interés Cultural Nacional.
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El inicio de la historia de la Biblioteca Virgilio Barco en un "botadero de basura"
Para 1998, como parte del Plan de Desarrollo Económico, Social y de Obras Públicas de Bogotá, la Red Distrital de Bibliotecas Públicas, más conocida como BibloRed, nació. En ese momento, con la entidad funcionando, el proyecto de construir 3 mega bibliotecas en distintas zonas de la capital, empezó a andar y, finalmente, dio vida a las bibliotecas del Tintal, Tunal, y a una que en primer momento pensó en llamarse Simón Bolívar; pero que luego sería reconocida como la Virgilio Barco. Su diseño y construcción marcaron un hito en la historia de la arquitectura colombiana, siendo reconocida como el sitio más emblemático de Bogotá.
Y es que, su historia, inició en un lote que empezó siendo el botadero de basura durante la construcción del Parque Metropolitano Simón Bolívar. Este proyecto urbanístico tuvo lugar a finales de los años 60, siendo inaugurado en 1968, y su predio adyacente sirvió para acumular toda la basura que había dejado su levantamiento. El espacio, durante largos años fue un terreno baldío sin ningún uso particular; pero luego empezó a ser rellenado para construir un restaurante y finalmente, en el marco de la construcción de las mega bibliotecas se le vio con buenos ojos y fue elegido por el Distrito para ser el lugar en el que se alzaría una de ellas.
Así las cosas, en ese primer esbozo de la biblioteca, se tuvo pensado fundarla como ‘Biblioteca Pública Parque Simón Bolívar’, para no dejar dudas que sería un espacio anexado al parque. Sin embargo, finalmente se decidió hacer un homenaje al antiguo dueño del predio y ponerle su nombre. Esa persona era el expresidente de la República, Virgilio Barco, que, esperando que ese espacio se utilizara en algún momento para la construcción de un bien público, lo donó sin querer ninguna retribución económica y falleció un año antes de iniciar el proyecto.
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Rogelio Salmona y su inspiración para crear el caracol
Ya con el lote listo, la tarea de diseñar la nueva biblioteca le correspondió al famoso Rogelio Salmona, un arquitecto colombo-francés que, entre muchas de sus obras, también fue el creador de las Torres del Parque, uno de los edificios más icónicos del centro de la ciudad. Teniendo claro que el espacio iba a ser dedicado al saber, y que en ese proceso la paz es primordial, decidió crear un lugar que evocara lo natural dentro de la pesada ciudad, generando la ilusión de estar lejos del asfalto, la bulla y la contaminación, pero estando rodeado de ellos.
Para eso, el arquitecto tomó como base el lote triangular e ideó la construcción de abajo para arriba, dejando el nivel inferior cinco metros por debajo del nivel usual del suelo. A través de un sistema de taludes, logró aislar el edificio de la ciudad y pudo concebir un diseño en donde predominaron las rampas, además de que esos desniveles, creados a propósito, también dieron cabida a la construcción de espejos de agua que, hasta el día de hoy, dan la sensación de que la biblioteca es una pequeña isla, que sorprende con su marcada forma de caracol.
En cuanto a su diseño interior, Salmona supo aprovechar la luz natural haciendo uso de grandes ventanales y tragaluces que dan la sensación de estar afuera, aun cuando se está adentro. Además, los 3 niveles se entrelazan el uno con el otro y no compiten, logrando que los salones, los teatros y todos los espacios de la biblioteca tengan una sinergia especial, llevando a que el caminante no se de cuenta cuando pasa del uno al otro, a menos de que haya una puerta. Además, los ladrillos, al ser diseñados también por el mismo Salmona, le dan un carácter único, que efectivamente es imposible de repetir, pues ya no se fabrican.
El lugar más emblemático de Bogotá
La Biblioteca Pública Virgilio Barco fue inaugurada el 21 de diciembre de 2001 y, desde entonces, es considerada como una de las obras más importantes de la arquitectura colombiana, además de ser uno de los espacios insignia para el desarrollo intelectual de los bogotanos.
Diariamente, recibe alrededor de 4 mil visitantes y dentro de sus programas tiene talleres de lectura, de escritura, exposiciones artísticas y actividades enfocadas a temas como cine, arte, entre otros. En 2007, fue declarada Bien de Interés Cultural Nacional y, hace pocos años, en 2021, fue elegido como el lugar más emblemático de la ciudad en el marco de la II Bienal de Espacio Público de Bogotá.
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