Doña Segunda es uno de los piqueteaderos más famosos de Bogotá. Todos los días, sobre la hora del almuerzo, a las afueras del lugar se arman largas filas para entrar. Adentro, en el edificio de tres pisos, degustan morcilla y papa criolla y longaniza ejecutivo de traje y corbata y obreros y trabajadores del sector. Siempre ha sido un restaurante para todos.
Lea también: Tres lugares obligatorios para comer gallina criolla en Bogotá; son los mejores
Hoy doña Segunda recibió una noticia que la entristeció. La Dian ordenó el cierre de su establecimiento por no cumplir con la facturación electrónica. El cierre es temporal, serán tres días. El local de doña Segunda no será el único que fue sancionado. Otros tres ubicados en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá también recibieron la misma noticia. En Bogotá cerrarán en total 19 locales comerciales.
Doña María Segunda Fonseca, fundadora y dueña del Piqueteadero Doña Segunda, desde hace 60 años ha trabajado la picada tradicional boyacense en el mismo barrio: el 12 de octubre, en el norte de Bogotá, un sector concurrido, popular y comercial que ella también ayudó a ser famoso por su comida.
Lea también: Doña Nieves y la mejor gallina criolla de Bogotá
Llegó a Bogotá embarazada y con cuatro hijos a cuestas. Tenía 20 años. Fue en 1954. Aterrizó en Bogotá huyendo de los golpes de su marido, el entonces alcalde de Socotá, Boyacá, con quien la casaron obligada cuando tenía 17 años y él tenía 60.
Ya en Bogotá, medio instalada en la casa de una tía, consiguió otro esposo que le dejó cuatro hijos más y se marchó para nunca volver. Desesperada, pobre y con nueve hijos a cuestas empezó una travesía difícil por las calles de Bogotá fía que parecía no abrirle las puertas. Estaba equivocada.
No recuerda ni la fecha ni el número, pero lo cierto es que le pegó a la lotería. Había comprado un quinto de la lotería de Boyacá. Con lo que se ganó compró un lote y con la ayuda de su hijo mayor levantó una pieza grande donde se acomodaron los diez.
Lo único que sabía hacer a la perfección era cocinar, así que compro un marrano entero en el matadero, lo porcionó y en una olla gigante puso a cocinar algunos pedazos con papas sudadas. Se fue para las afueras de la plaza de mercado del 12 de octubre y empezó a ofrecer huesos de marrano sudados. Vendió todo. Los obreros se convirtieron en sus mejores clientes.
Un par de meses después al menú que ofrecía en la calle le metió rellena y papa salada. Su morcilla se convirtió en el producto estrella. Antes del las 2 de la tarde ya vendía todo lo que había en sus ollas y desde ese momento todos los comensales del sector empezaron a hablar de la rellena de doña Segunda, como todos la llamaban sus clientes.
En 1958 el dueño de uno de los locales de la plaza le vendió su negocio. fue allí donde empezó el emporio de la comida tradicional que ha armado doña Segunda a pulso y arduo trabajo. Según las críticas y así lo han reconocido varios galardones distritales, doña Segunda prepara y vende la rellena más rica de la ciudad.
Sesenta y seis años después, Doña Segunda es una de las mujeres más queridas del barrio 12 de octubre. Las buenas ganancias de su negocio le dieron para comprar la esquina frente al local donde comenzó. Construyó allí un edificio de tres pisos donde atiende a su fiel clientela.
Ahora son sus hijos quienes están al frente del negocio. Actualmente seis de los ocho están a su lado y se reparten las tareas. Miguel se encarga de lo operativo y las cinco mujeres, Rosa, Doris, Sabina, Martha y Mercedes se dividen las tareas de las preparaciones de la comida, con los secretos que su mamá les ha entregado. También hay varios nietos en el negocio.
Entregarles el control a sus hijos le ha traído una merecida tranquilidad. Los 87 que tiene encima le pesan. Hoy todo vigila todo desde una silla de madera puesta en un local, también de su propiedad, que está al frente del piqueteadero. Desde allí hace cuentas, ordena la entrega de domicilios y da algunas indicaciones con la voz baja y pausada que ahora la caracterizan. También en aquella silla de madera recibió la noticia del cierre temporal de su local por parte de la Dian, según la entidad, por no cumplir con la facturación electrónica.