Las rejas de la celda de diez metros cuadrados se abren automáticamente cada día a las ocho de la mañana en el penal Soto del real de Madrid. La litera que ocupa Víctor Maldonado desde el 17 de abril cuando fue detenido en el Paseo Colón, con su colchón delgado, ocupa buena parte del reducido espacio que tiene una ducha pegada al inodoro y un televisor de 16 pulgadas. Para recibir el desayuno debe someterse a la fila de un centenar de reclusos con los que compartirá en la mesa dos galletas de sal y una taza de café con los que empezará el día.
En los últimos dos meses mucho ha cambiado en la vida de Víctor Maldonado. En febrero, mientras sus socios en el fondo Premium Tomas Jaramillo y Juan Carlos Ortiz eran condenados por la Fiscalía, Maldonado huía hacia España donde su condición de ciudadano español parecería ser su ventaja para enfrentar su responsabilidad civil y penal en el desfalco de 300.000 millones de pesos. Había viajado a Madrid con su esposa, María Inés Escobar, hija del exgerente de la Texas Nicolás Escobar Soto quien murió trágicamente en un intento fallido de rescate cuando permanecía secuestrado por el M-19, con quien estaba cerca del apartamento que tienen en la zona de La Castellana. Por cuenta de sus negocios en territorio español logró obtener su nacionalidad en 2007 que creyó le aseguraría poder asumir el proceso en su contra a la distancia, desde la capital española, y evitar la cárcel en Colombia.
Pero la movida no le resultó. Una vez fue detenido en Madrid por la Interpol, producto de la circular roja que solicitó el Gobierno colombiano, su caso llegó a manos del juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz. Maldonado y su abogado, Iván Cancino, guardaban la esperanza de poder comparecer a la audiencia de imputación de cargos que se le lleva en Colombia en libertad. Pero no fue así. El juez Ruz, un juez de muchos quilates quien a los 35 años reemplazó a Baltazar Garzón en la Audiencia Nacional que ha llevado los famosos casos Bárcenas y Gurtel, fue drástico en su decisión: “Decretar la prisión provisional (a Maldonado), con el fin de asegurar la futura entrega a las autoridades judiciales de Colombia, máxime habida cuenta de la falta de arraigo en España”. En la sentencia que terminó con la sorpresiva captura a manos de la unidad del crimen organizado de la policía española, el juez dice que Maldonado “presenta en fechas recientes viajes a otros países (EE. UU. y Francia) y atendiendo a la gravedad reclamada todo lo cual conduce a estimar un elevado riesgo de sustracción a la justicia y frustración de los fines extradicionales, de no acordarse la medida de la prisión provisional”. Los Maldonado Escobar tienen apartamentos en Paris y Miami.
La cárcel de Soto del Real -desde donde Víctor Maldonado se presentó vía skype a la audiencia del pasado 29 de abril en la que la Fiscalía le imputó los delitos de estafa agravada, captación masiva, no reintegro de dinero y concierto para delinquir- es un lugar relativamente tranquilo con amplias zonas verdes situado en las afueras de Madrid. Allí está sometido al régimen disciplinario de todos los reclusos, quienes una vez ingresan al penal pasan por un chequeo médico antes de continuar a la sección de preventivos y primarios, el área donde cumplen el dictamen judicial quienes aún no tienen sentencia firme y que no han cometido delitos de sangre, terrorismo o violencia de género. Junto con él hay cien presos en esta sección.
En la cárcel donde permanecerá hasta que sea extraditado a Colombia, existen alternativas para ocupar el tiempo. Se dictan clases de idiomas, de yoga y en el verano se habilita una piscina. El régimen prevé media hora para el almuerzo, una ración de comida controlada por una dieta especial , y un descanso antes del regreso a la celda de donde pueden salir nuevamente a las 4.30 de la tarde.
Cada recluso, como Maldonado, cuenta con una tarjeta de 80 euros para los gastos personales: papel higiénico, shampoo, crema dental y diez llamadas al mes. Pueden recibir visitas una vez a la semana, cada sábado, durante 45 minutos. Una rutina que se repetirá hasta que se concrete la solicitud de extradición a Colombia a donde regresará Victor Maldonado para ser detenido en otra cárcel. La suerte de Maldonado, uno de los empresarios más ricos del país que terminó involucrado en el desfalco del fondo Premium por el cual 1.000 víctimas reclaman 300.000 mil millones de sus pesos, y la de sus socios, Tomas Jaramillo y Juan Carlos Ortiz, depende en buena medida de sus disposición a reintegrar el dinero en los montos planteados por la Fiscalía que no han sido aceptados por ellos. Entre tanto, su vida a los 69 años seguirá trascurriendo detrás de las rejas en Madrid o en Bogotá.
Estas son las instalaciones del penal Soto del Real en Madrid: