Rayan en lo xenofóbico las declaraciones en Twitter de Jaime Pumarejo, alcalde de Barranquilla, en las que de manera exabrupta señala a la población soledeña como responsable del cierre de operación del nefasto sistema de trasporte de masivo de Barranquilla y su área metropolitana.
Si bien es cierto que estamos en medio de una crisis sanitaria nunca antes vista, tampoco es menos cierto que hay empleados y personas del común que, por una u otra razón, deben salir a las calles de manera justificada.
Ahora bien, el génesis del TransMetro obligó al transporte público tradicional a desaparecer de la troncal principal de Barranquilla, que de paso conecta al municipio circunvecino de Soledad, siendo así una imposición de movilidad.
Hoy todas esas personas a quienes las forzaron a usar un sistema de transporte costoso, con relación a su calidad de prestación de servicio, sufren por la suspensión del mismo en atención a que unos pocos han desobedecido el distanciamiento social, poniendo en riesgo la salud pública.
Sin embargo, más allá de eso, la situación pone de manifiesto la incompetencia de los alcaldes del distrito y del municipio antes mencionado para controlar a través de los entes oficiales el acceso a las plataformas de transporte y sus buses; es decir, a la Policía le quedó grande la regulación de las personas.
De verdad, resulta increíble que en la principal ciudad del Caribe no exista una dependencia de la seccional de tránsito de la Policía para el transporte de sistema articulado, tal como sucede en ciudades como Bogotá y Medellín.
En concordancia con lo anterior y sin olvidar que en los barrios del suroriente y suroccidente de la ciudad violan el aislamiento preventivo obligatorio con fiestas y salidas innecesarias, no es extraño que en Barranquilla siga subiendo la cifra de contagios del COVID-19. Así pues se evidencia la nula e ineficaz actividad de patrullaje de la Policía.
Aún así, Pumarejo decide culpar a Soledad de su inoperante accionar. Cabe aclarara que en general no desacredito su gestión, que mancomunada con la de la gobernación, intenta buscar el mal menor ante toda esta adversidad sin precedentes.
No obstante, es hora de que el mandatario busque soluciones y brinde garantías a todos los ciudadanos de Barranquilla y su área metropolitana. Eso de buscar culpables para ocultar las falencias que existen en muchos procesos no queda bien.
Para cerrar, invito a los ciudadanos a que en la medida de lo posible eviten salir a las calles y si deben hacerlo por una razón de peso tomen las medidas necesarias para garantizar la protección de todos.
