Tenía tres millones y medio de pesos ahorrados en efectivo para costear el viaje que hice en solitario a Camboya y a Laos. Salí para Asia desde España, pero días antes de mi viaje pensé que era muy arriesgado viajar con tanta plata en el bolsillo, así que fui a la oficina de Correos y compré una tarjeta prepago para guardar mis casi mil euros. La compré porque me aseguraron que iba a poder retirarlo en cualquier cajero Mastercard del mundo y que tenían un sistema completo de seguridad por lo que garantizaban que no me iban a clonar la tarjeta.
Estaba en Laos, ya llevaba 15 días de viaje y cuando fui a retirar plata en el cajero me decía que mi saldo era insuficiente. Revisé mi historial de transacciones en Internet y me encontré con que desde hacía días venían haciendo pagos con la tarjeta en lugares en los que nunca estuve, por tanto no hice y jamás autoricé:
El pago a Matata GuestHouse en Laos, el 12 de marzo de 2016, fue el único que efectivamente realicé.
Hace cinco meses, apenas descubrí el robo, escribí a Correos Prepago denunciando lo que me pasó, me pidieron pruebas y me dijeron que en un plazo máximo de 45 días hábiles me daban respuesta. Se cumplió el tiempo, nunca recibí un solo correo, así que el 24 de mayo de 2016 volví a escribir preguntando qué era lo que había pasado con mi dinero; me respondieron que estaban a la espera de que les mandara el historial de transacciones para hacerle seguimiento al caso. Indignada se los volví a mandar y me dijeron que en un plazo máximo de 50 días me contarían qué pasaría con mi plata. Ya se venció nuevamente ese tiempo, les volví a escribir, y su respuesta fue: “Contactamos con usted para informarle que hemos consultado a nuestro departamento de reclamaciones y estamos a la espera de una respuesta de su caso”. Espero que Correos, Mastercard y Prepaid Financial Services, la empresa que estudia el caso, me devuelva los 1.000 euros que robaron de mi tarjeta y que yo nunca toqué.
