A 30 kilómetros del centro de la capital de Colombia y después de un recorrido de hora y media en transporte público, está Mochuelo Alto, suelo rural de clima frío en la localidad de Ciudad Bolívar donde Martha Esperanza Marentes González ha pasado los 60 años de su vida ordeñando vacas y ahora, con apoyo del Banco Agrario y el Pacto de 39 banqueros con el Gobierno por el Crédito, consiguió fácil un préstamo para mejorar su producción de queso, yogur griego y otros lácteos.

Desde pequeña, Marentes aprendió a ordeñar ayudando a su papá y después de casarse, tuvo 12 vacas y su esposo otras 6. Con 18 animales y el deseo de progresar, desde hace 25 años ella y su familia empezaron a comprarles leche a los campesinos de la zona para aprovechar los excedentes y elaborar artesanalmente productos lácteos.
Utilizó el apellido de su esposo para darle el nombre a Lácteos Castiblanco y recuerda que, más con ganas y la experiencia en ordeñar, el 5 de mayo de 2000 empezaron a producir 200 libras de quesito y a comprar 25 cantinas de leche diarias a los productores vecinos, pues en aquel entonces no había quien les recogiera y comprara la leche que salía de los verdes pastos del sur de Bogotá.
Lo que producían, lo consumían o lo vendían en la misma vereda cuando salían a conseguir arveja, cebolla o cilantro. Así pasaron varios años hasta cuando en 2008, un profesor del Sena le propuso a Marentes que le arrendara un espacio en un lote que ella tenía para él continuar produciendo quesos y abrieron una planta de producción, pero un tiempo después, el docente desistió de continuar con esa actividad.
Martha, por su parte, no renunció, pues ordeñando vacas había vivido toda su vida y en 2018, con su hijo Fernando Castiblanco, decidieron continuar y hacer trámites ante la Cámara de Comercio y el Invima para crear la empresa Lácteos Castiblanco, formalizar el negocio y darle vida como empresa.
Sin descanso, la emprendedora continuó siendo la mujer orquesta ordeñando vacas y también pendiente de todo el proceso que implica recoger la leche, transformarla en quesos y yogures, especialmente, transportarlos y venderlos.
Precisamente para aumentar las ventas y no depender solo de los compradores de la vereda Mochuelo Alto, Marentes y su hijo empezaron a llevar los productos lácteos a los mercados campesinos que organizaban diferentes entidades en la Plaza de Bolívar y en Corferias. Hoy, tienen clientes fijos, un punto de venta en la casa ubicada junto a la Iglesia de Mochuelo Alto y quieren seguir creciendo la producción. En noviembre de 2024, renovaron la inscripción en el registro mercantil y actualmente, la comida para las vacas es prioridad y conseguirla, no siempre es fácil.

¿Qué es más fácil: sacarles leche a las vacas o créditos a los bancos?
Como todo en la vida tiene su ciencia y la práctica hace al maestro, Martha Esperanza Marentes González se ha convertido en toda una experta en sacarles la leche a las vacas, pero eso de sacarles créditos a los bancos siempre le ha dado miedo y pereza por el montón de papeles, los requisitos y la pensadera sobre cómo y cuándo pagarlos.
Con más preguntas que respuestas y tras comparar tasas, la ganadera por herencia y vocación recientemente acudió a la oficina del Banco Agrario en Usme a solicitar un crédito para sembrar pasto, pues bien sabe que sin pasto no hay comida para las vacas, sin comida no hay leche, sin leche no hay quesos ni yogures; sin quesos ni yogures no hay clientes; sin clientes no hay ingresos y sin ingresos, sufriría con su familia.
No sin extrañeza, en 15 días le aprobaron un crédito de $ 10 millones que tiene destinado a mantener las vacas y salió rápido porque 39 banqueros miembros de Asobancaria, entre ellos el presidente del Banco Agrario, Hernando Chica Zuccardi, llegaron a un acuerdo y firmaron el Pacto por el Crédito con el gobierno del presidente Gustavo Petro para facilitar préstamos y dinamizar las actividades de cinco sectores de la economía priorizados, entre ellos, el agropecuario.

El Pacto por el Crédito: su implementación y resultados
El Pacto por el Crédito es una estrategia fruto del diálogo entre el Gobierno y los banqueros para recuperar la economía mediante el otorgamiento de créditos por 55 billones de pesos hacia sectores estratégicos como la industria, la vivienda, el sector agropecuario, el turismo y la economía popular, durante 18 meses, que empezaron a contarse en septiembre de 2024 y en febrero cumplió los primeros seis meses.
Como parte de ese compromiso integral, los nuevos créditos se asignan bajo condiciones de mercado y con un enfoque responsable en la gestión de riesgos, alineado con la regulación vigente y el enfoque macroprudencial que ha caracterizado la economía colombiana.
Con base en datos de Asobancaria, al sexto mes de implementación, los resultados del Pacto por el Crédito han sido favorables. En efecto, el monto desembolsado hacia los cinco sectores estratégicos priorizados en el Pacto aumentó 22,6 % anual, en contraste con el 11,6 % de crecimiento observado en los demás sectores.
En total, se alcanzó un monto de $75,1 billones, superando la meta inicial de $60,28 billones proyectada por la banca. Los sectores con mayores incrementos fueron: i) la vivienda e infraestructura, que reportó un crecimiento de 36,8 % con $16,32 billones; ii) la manufactura con un aumento de 21,0 %, alcanzando $45,65 billones; y iii) agropecuario, que creció 14,9 %, sumando $9,26 billones.
A la economía popular se han destinado $1,7 billones, desembolsos entre los que seguramente está el otorgado a Marentes, recursos que le han servido para sostener su pequeño negocio.
En esta línea, vivienda e infraestructura mostraron un cumplimiento de la meta del 168,5 %, mientras que en los casos de agropecuario y manufacturas se alcanzaron niveles del 121,0 % y 117,1 %, respectivamente. Así, la meta para febrero se cumplió en un 124,6 %.
En cuanto a las tasas de interés percibidas por los usuarios, cabe señalar que se registraron reducciones anuales de 390 puntos básicos (pb), superando los recortes en la tasa de política monetaria (375 pb).
Esto refleja, una vez más, el compromiso del sector financiero y los banqueros para dinamizar y democratizar el crédito mediante la oferta de financiamiento a costos cada vez menores, lo que beneficia especialmente a las pequeñas y medianas empresas, así como a la población vulnerable.
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