Paso 1
Aspirante al concejo “invierte” (y no esfuerzo, sino dinero) en su campaña para llegar al cabildo de su municipalidad, en este camino decide apoyar a un/a aspirante a la alcaldía. Si quien aspira a alcalde gana debe darle a este aspirante al concejo una secretaría que será administrada por el concejal o la concejala. En esa secretaría él o ella decidirá qué personas trabajan, qué personas se van y, lo “mejor”, el o la concejala en cuerpo ajeno decidirá en qué se invertirán los recursos de esa secretaría (obviamente después de haber sacado su “inversión” de campaña).
Paso 2
Aspirante a la asamblea departamental “invierte” (y no esfuerzo, sino dinero) en su campaña para llegar a la corporación departamental, en este camino decide apoyar a un/a aspirante a la gobernación. Si el o la aspirante a gobernador gana debe darle al aspirante a la asamblea una secretaría que será administrada por este diputado. En esa secretaría él o ella decidirá qué personas trabajan, qué personas se van ,y lo “mejor”, el diputado o la diputada en cuerpo ajeno decidirá en que se invertirán los recursos de esa secretaría (obviamente después de haber sacado su “inversión” de campaña).
Paso 3
Aspirante a la alcaldía “invierte” (y no esfuerzo, sino dinero) en su campaña para llegar a ser dignatario de su ciudad, en este camino decide apoyar a un/a aspirante a la gobernación. Si el que aspira a gobernador gana debe darle al o la aspirante a la alcaldía una secretaría que será administrada por este alcalde o alcaldesa. En esa secretaría él o ella decidirá qué personas trabajan, qué personas se van y, lo “mejor”, el alcalde o alcaldesa en cuerpo ajeno decidirá en que se invertirán los recursos de esa secretaría (obviamente después de haber sacado su “inversión” de campaña).
Paso 4
Aspirante a la gobernación “recibe apoyo” (y no de propuestas, sino de dinero) en su campaña para llegar a ser el gobernador/a por parte de un/a senador/a de la República y un/a representante a la Cámara, a cambio de ser el administrador de la entidad territorial. En esta entidad territorial él o ella será garante de que les sea retribuido el “apoyo” dado por parte de los “honorables legisladores”.
Como dice la canción: “Felices los cuatro” (concejo, alcaldía, gobernación y legislativos).
Paso 5:
Senador/a y representante deciden que van a repetir una curul en el honorable Congreso de la desmemoriada, asaltada y macondiana república.
Automáticamente y como por arte de magia, recuerdan que han dado su “apoyo” a una persona que ha ganado una gobernación. Deciden llamarlo para pedirle que por amor al Sagrado Corazón les devuelva el “favorcito”. El o la gobernadora llama a los diputados y las diputadas y les dice que llegó la tan esperada hora, es la oportunidad de devolver el “favorcito” de las secretarías que les ha dado, enseguida cita a una reunión a los alcaldes y las alcaldesas y en esa reunión (obviamente a puerta cerrada y sin presencia de la prensa) les pide que también les devuelva el favor de las secretarías apoyando a los o las “honorables legisladores”.
Los alcaldes y las alcaldesas llaman a los concejales a “predicarles” el mismo discurso que le han predicado en la reunión a puerta cerrada. Los concejales llaman a sus secretarios, sus secretarios llaman al señor de la portería, este tiene que llevar la copia de la cédula de su esposa, de su mamá y de su papá, si tienes hijos mayores de 18 años, también tiene que llevar la copia de la cédula de ellos y anunciar cual es el puesto de votación que les corresponde. Lo mismo pasa con las secretarías de la entidad, con los choferes, con la señora del tintico, con todos, y el que no tiene familiares que voten, debe de su bolsillo económicamente desembolsar una cantidad para comprar votos a sus vecinos (es decir comprar conciencias). Y nada de que son de los que agarran la plata y votan por el candidato que quieren, le tiene que tomar una foto al voto y después recibe el dinerito, antes sí había cómo hacer eso, pero ahora con los smartphone esos que hay, ya no se puede.
Si usted llegó al final de esta nota, hágase la pregunta: ¿a quién llama el candidato a la presidencia cuyo apellido siempre ha estado vinculado a las clases dominantes del país? No se deje engañar, ya llevamos años siendo usados por la clase política tradicional.