El secretario privado del líder de las Farc, defiende la atención del neurólogo puesta en tela de juicio por su militancia con el Centro Democrático. Esta es la columna:
Alguna revista informó que Timo había quedado en manos del Centro Democrático, porque el neurólogo de la Clínica, doctor Gutiérrez, militaba en ese grupo político. No sé si será cierta esa militancia, pero en cambio puedo dar fe de su excelente profesionalismo y humanidad. Como la del resto del equipo que recibió y atendió al paciente.
En un país decente y tolerante nadie debía hacer comentarios como ese. Pero estamos en Colombia, en donde abundan sectores de prensa empeñados en envenenar. El Tiempo tituló falsamente la muerte de Timo. Otros inventaron que las visitas a los demás pacientes de la Unidad de Cuidados Intensivos habían sido prohibidas y que sus familiares protestaban.
Incluso que el resto de pacientes internados en la clínica había sido abandonado, por dedicarle toda la atención médica hospitalaria a Timochenko. Quienes permanecíamos en la clínica éramos testigos del modo normal como transcurrían las actividades en ella. A la hora de las visitas la única medida adoptada fue cerrar la puerta de la habitación de Timo.
En los cuartos del lado y en el resto de la clínica los familiares de los pacientes los visitaban sin problemas. Afuera de ella se fueron acumulando reporteros de uno y otro medio a los que la dirección de la clínica, creo que con todo derecho, no les autorizó el acceso. Amargamente comprensible que la ausencia de una chiva los lleve a inventarla de cualquier modo.
En cambio se acordó con ellos una rueda de prensa a las cuatro de la tarde. Y allí pudieron enterarse de cuanto les podía interesar. Entiendo que por las redes los sectores de la ultraderecha promovieron cadenas de oración pidiendo a Dios la muerte del paciente. Y que algunos voceros suyos no perdieron la oportunidad para disparatar con sus habituales necedades.
Cualquier profesional en la salud sabe que una isquemia cerebral transitoria suele ser una advertencia que hace la naturaleza al cuerpo, en el sentido de que debe adoptar una serie de medidas de precaución si no quiere realmente ser víctima de un derrame cerebral. Sus secuelas, si no son graves como en el caso de Timo, requieren de reposo y algunas terapias.
Que podían haberse cumplido en Colombia, donde la capacidad médico científica tiene un altísimo nivel. Pero en donde existe el riesgo de la perturbación de la tranquilidad del paciente. La algarabía de la prensa hostil y de la ultraderecha enemiga de la paz, como quedó visto, es capaz de generar un alboroto, una grave provocación o quizás qué serie de difamaciones.
Por eso el viaje temporal de Timo a La Habana. No es por nada más. Pronto lo verán en Colombia de nuevo, construyendo con todos la paz.
