La irrupción de Eduardo Romero, el exjefe nazi que se presentó durante el Foro Nacional como líder de las víctimas de las Farc, hizo explotar la tensión al interior del Encuentro y evidenció la división que existe, incluso, dentro de las mismas víctimas del grupo guerrillero. El exdirigente neonazi de ‘Tercera Fuerza’ desapareció después de ser expulsado en medio de arengas por el coordinador de Naciones Unidas en Colombia Fabrizio Hochschild, pero quedó la huella de su agresividad y el testimonio de un Encuentro completamente polarizado.
Este es el video tomado por el periodista de Canal Capital, uno de los agredidos por Romano:
Quedaron muchos interrogantes en el ambiente. Se dijo que la escarapela que Eduardo Romano utilizó para ingresar al encuentro no tenía su nombre sino el de Samuel Reyes, un miembro de la organización Colombia sin Heridas, por lo que no se sabe si el registro lo realizó suplantando otra identidad; aunque sus conocidos ideológicos aseguran que ese es su verdadero nombre. Lo cierto es quedaron dudas alrededor del asesoramiento de las víctimas del conflicto y la necesidad que estas tienen de ser escuchadas en las mesas de trabajo, en La Habana.
“Sabíamos que la participación de Eduardo Romero podía ser perjudicial por los señalamientos, porque muchos medios nos tratan como grupo neofascistas que saboteamos los foros, pero igual él tomó el riesgo de participar por su fundación”, aseguró un miembro de Acore cercano a él, para quien el pasado neonazi de Romero son cosas de juventud, de hace mucho tiempo. Dice que Romero ahora trabaja para la organización Colombia sin Heridas, dirigida por Rodrigo Obregón, y que desde hace más de 20 años lo hace con los soldados, sobre todo mutilados.
Para Diego Martínez, secretario ejecutivo del Comité Permanente de Derechos Humanos, algunos sectores que no creen en el acuerdo de paz tienen una estrategia para sabotear los foros y deslegitimizar el proceso. “Para nadie es secreto el tono de los trinos de (la congresista) María Fernanda Cabal, quien de hecho ayer hizo presencia en el auditorio y entendemos que Romano trabaja con ella. Lo que hace pensar que, sobre todo, el sector del Centro Democrático está intentando sabotear los foros”, dice.
Esas diferencias que parecen más sembradas por la política que como respuesta al dolor de las víctimas, empezaron a dividir a las mismas organizaciones que representan las víctimas del conflicto. El Encuentro nacional empezó el domingo en medio de la polémica por la participación de víctimas de diferentes grupos armados que restaban visibilidad a los acciones guerrilleras de las Farc.
Hoy las mismas víctimas de las Farc están divididas. Algunas se niegan a aceptar a los miembros de la Fuerza Pública como prisioneros de guerra y piden que sean tenidos en cuenta en la delegación que viajara a La Habana. Un miembro de Acore explica que la participación en torno a este tema se ha complicado porque escenarios como este foro “han tomado un pensamiento diferente al nuestro: el de izquierda radical”.
Para Diego Martínez este pensamiento se ha ido organizando en fundaciones como la que dirige Herbin Hoyos, de las Voces del Secuestro, con sus caravanas afuera del recinto. O la organización "Colombia sin Heridas"
El segundo dia del foro las camisetas blancas con la frase víctimas de las Farc uniformó a gran parte de los asistentes, pero algunos de los que la portaban no se sienten una unidad. Una mujer que fue torturada y desplazada por el grupo guerrillero aún no se siente escuchada pese a que hoy las víctimas de las Farc lograron un espacio exclusivo en las mesas de trabajo. Ella tuerce la boca y sigue creyendo que existen intereses.
“Las organizaciones hacen preferencias entre unas y otras víctimas, eso se ve hasta en los hoteles donde nos quedamos pues uno ve que amigos de cierto diputado o senador reciben más privilegios. Y en el afán de querer que nos ayuden, algunas víctimas dicen que hay que apoyar el Gobierno y hacer lo que nos digan. Pero otros están en contra de sus políticas”, dice mientras pide reserva de su nombre.
Los cierto es que con la violenta aparición del excomandante de Tercera Fuerza como representante de víctimas de las Farc quedó en evidencia la radicalización que se vive en torno al proceso de paz de La Habana, agudizada por la tensión alrededor la escogencia de las víctimas que viajaran a encontrarse con los negociadores de la guerrilla y el gobierno, que aún no está claro cómo se hará. Las víctimas están tan polarizadas como el país entero y no se vislumbran posiciones concertada para lograr una representación equilibrada en La Habana.