Vivo en el extranjero y como millones de personas en el mundo tengo un perfil en Facebook. La semana pasada unos ladrones intentaron robarles a algunos de mis contactos de esta red social haciéndose pasar por mí. Afortunadamente, descubrimos el timo a tiempo.
Así lo hicieron: a través de los datos públicos de mi perfil los ladrones se informaron sobre mí (dónde vivo, qué hago) y crearon un perfil falso con mis nombres y apellidos, tal como aparecen el mi perfil real. Utilizaron la foto de perfil que yo suelo usar (la cual es pública y cualquier persona la puede descargar). Luego de crear ese perfil, buscaron en mis contactos gente que vive en Colombia, sobre todo mujeres. Luego, enviaron un mensaje a una de mis amigas, la saludaron y fueron muy cordiales. Para poder chatear con los timadores, mi amiga tuvo que aceptar el mensaje, como si nos fuéramos amigos en esta red social. Esto a ella le pareció raro y fue lo que encendió la primera señal de alarma. En todo caso, mi amiga aceptó el primer mensaje y comenzó a chatear supuestamente conmigo.
Una vez la conversación inició el usurpador de mi identidad, sin perder tiempo, le dijo que necesitaba un favor muy importante: supuestamente yo desde el extranjero necesitaba enviar 24 equipos (computadores) a una fundación en Colombia. El problema era que el presidente de la fundación estaba en Panamá y no los podía recibir personalmente. Por eso yo necesitaba que alguien en Colombia recibiera los computadores. Entonces el ladrón le preguntó a mi amiga si ella podría hacer el favor de recibir los equipos. Para la operación necesitaban los datos de ella (el número de teléfono, la dirección donde se iban a recibir los equipos, etc.). Mi amiga encontró todo eso raro, pero a pesar de ello dio todos sus datos (nombres, teléfono, dirección).
En ese primer chat, el timador le envió fotos de los computadores, de unas cajas y de un supuesto número de guía del envío. Uno o dos días después, el timador la volvió a contactar por Facebook. Le dijo que los computadores estaban retenidos en el aeropuerto El Dorado por agentes de la aduana y que, para poder recuperarlos, se tenían que pagar unos aranceles (casi un millón de pesos). Obviamente, lo que querían era que mi amiga pagara eso. El pago se tenía que hacer por Western Union o por otro servicio de giros, a nombre de una persona que ella no conocía. Fue ahí que ella se dio cuenta de que eso no era normal y comenzó a sospechar.
Los tipos empezaron a llamarla directamente al celular para decirle que pagara rápido, de lo contrario, la mercancía sería confiscada por la aduana en el aeropuerto. Fue ahí que mi amiga se puso en contacto con mi mamá, quien a su vez me llamó a mí. Así descubrimos que se trataba de una modalidad de robo de la cual yo nunca había oído hablar antes. Esto pasó muy seguramente por alguna falla en los parámetros de seguridad de mi perfil o porque alguno de mis “amigos” le dio acceso a mi perfil a los ladrones.
Al final, ese mismo día me di cuenta de que los malandros habían contactado a tres de mis amigas, tras lo cual concluí que no se trató de una casualidad. Lo extraño es que ese falso perfil “existía sin existir”. Me explico: cuando intentamos entrar en ese perfil para saber más fue imposible. No pudimos ver si había más fotos mías, si ese perfil tenía amigos, etc. Es decir que el perfil fue creado por algún hacker solamente para chatear por Messenger.
El chat y el perfil fueron reportados a Facebook. Un día después esta red social me notificó que el falso perfil había sido reportado por usurpación de identidad y por ende había sido eliminado.
Entonces, estimados colombianos en el extranjero: aunque todo es posible en las redes sociales, revisen sus parámetros de seguridad, avisen a sus familiares y amigos para que estén atentos y no vayan a caer en una trampa como esta.
Aquí encontrarán fotos que ilustran el intento de robo: