Para la cultura Arhuaca la paz consiste en la íntima interconexión con la madre naturaleza respetando y conservando la ley de origen, manteniendo la integridad de lo existente, venerando el orden natural; de esta manera el espíritu tendrá calma, el pensamiento será más claro y las acciones más coherentes.
El intercambio dinámico con el universo armoniza el fluir de la vida en cada individuo. De esta manera se halla la paz en cada ser. Cuando hay paz en el corazón de cada uno, la convivencia es más simple, se aprende a compartir, comprender que todos somos iguales, que no existe la jerarquía, que todos nos necesitamos. Aquella persona es rica cuando sabe cultivar la paz, cuando no necesita mucho para vivir sencillamente y aprende a convivir con cada una de las especies, sabiendo que cada una cumple con una misión específica y concreta en este plano de vida. Cada cosa se conserva en su lugar y cada lugar para cada cosa sin alterar el orden dinámico de la vida misma.
La paz comienza en las palabras que expresamos, en el dialogo con los demás. Cuando trabajamos en el bienestar común, tenemos conciencia de que hay más vidas que habitan en este plano. Así parezca lo más insignificante, el conjunto de la existencia guía y armoniza a nuestra madre tierra. La paz está donde se practican los valores, donde hay tolerancia y cuando se vive al ritmo del universo.
Para la cultura Arhuaca la única vía para la supervivencia del ser está en la consagración de nuestra madre naturaleza. Debemos respetar el espacio que nos fue dado, entender que no seremos los únicos que habitaremos este plano y que vendrán más generaciones que desearan vivir de la mejor manera. Todo lo que hagamos hoy repercutirá para las siguientes generaciones. Es importante que busquemos el equilibrio con nosotros mismos y con la naturaleza, que practiquemos la tolerancia y la paciencia de vivir al ritmo de la vida.
Se puede llegar a la paz:
El día en que entendamos a los otros.
Cuando nos comuniquemos sin lastimar.
Cuando dejemos tratar de controlar a la naturaleza.
Cuando veamos una sola raza humana con diferentes legados que buscan un mismo fin.
Cuando se deje de manipular.
Cuando dejemos atrás el pasado y vivamos el presente.
Cuando olvidemos que no nacimos para exterminar con los recursos naturales y cuidemos quien nos sostiene.
Cuando dejemos de competir y nos colaboremos unos a los otros.
Cuando se respeten las religiones y cada quien las viva en su corazón y en sus acciones.
La paz se cultiva en la cultura del dialogo y se cultiva en la espiritualidad.
La paz viene de cada ser. Quien desea vivir bien, consagra el templo que le fue prestado.